miércoles, 28 de marzo de 2012

Análisis penológico de los finales de peli americanos

A ver: lo siento, pero creo llegado el momento de aclarar las consecuencias que, desde las teorías del delito, tiene el típico final de película de acción americano, donde el malo aprovecha que el bueno está dándose la vuelta para irse, a los (rastreros) efectos de intentar sacar la pistola escondida en el calcetín. Momento éste en que el bueno -seguramente alertado por el estrepito del citado calcetín-, se vuelve y le descerraja no uno, sino cuatro o cinco tiros, y le deja para el arrastre, finalizando la peli con Happy End cuco que te cagas.

Pero... ¿quién narices se cree esto? ¿qué especie de retrasado, por héroe que sea, le da la espalda al más vil y rastrero de sus enemigos -máxime recién humillao, el pobre-, y piensa que va a poder largarse tó pancho, sin siquiera imaginarse que el pobre enemnigo, zaherido él, intente hacerle algo, aun por dignidad y orgullo torero?

No, señores, no: si el heroe se da la vuelta, es en la absoluta conciencia de que el malo va a intentar fastidiarle el fin de peli, de ahí que responda tan rápido: lo sabe, lo p revé, y ya tiene la pistola preparada. Y no precisamente para herirle, no: para dejarle frito, y en la total confianza de que, en adelante, no va a volver a tener que mirar de reojo por si las moscas: hay que ser rastrero. Pues sepan, señores de Hollywood, que el bueno está cometiendo, no ya homicido, sino asesinato, pues la plasmada estratagema puede subsumirse y entenderse como alevosía, pues no es más que un sibilino medio tendente directamente a evitar la defensa efectiva del ofendido. Y respecto al dolo... respecto al dolo, ya no digamos. En esta cultura visual hollywoodiense que nos rodea, qué bueno que se precie no ha visto ya un pilar de películas de acción? si se vuelve, insisto, sabe con toda certeza lo que va a ocurrir, conciencia que excluye no ya la posibilidad de imputación a título de imprudencia, sino de dolo eventual. Y de la posibilidad de observar eximente incompleta de legítima defensa... la situación la ha provocado él, lo que excluye, al menos en todos los códigos occidentales, la apreciación de la citada modificación de responsabilidad.

En consecuencia, concurren, en la luctuosa conducta del "bueno", todos los elementos requeridos para el reproche penal: hay causalidad natural; vínculo entre resultado y acción desde la teoría alemana de la imputación objetiva; dolo y conocimiento de la antijuridicidad (seamos causalistas o finalistas), y no concurren atenuantes ni eximentes. Constatación ésta que, unida a que la mayor parte de las películas se desarollan en estados con pena de muerte, lleva a una sol conclusión:

Los buenos de las películas americanas debieran estar todos en la milla verde, por rastreros, mezquinos y traicioneros

D.

(qué ganas tenía de este onanismo mental, mecachis)

martes, 20 de marzo de 2012

À bientôt, Mr. Giroud.

Hace 10 días falleció Jean Giroud, Moebius, el autor de la imaginería de Blade Runner, el Quinto Elemento... y, sobre todo, el creador del teniente Blueberry y Arzach. Coincidí con él en la feria del comic de Barcelona de 2008, donde estaba firmando al lado de Carlos Giménez, otro grande. Me gustaría decir que disfruté hablando con él, pero no fue así: limitó el número de firmas a 20 y luego, simplemente, se fue. Supongo que cuando la gente envejece, su paciencia disminuye y su capacidad físca de aguantar los esfuerzos, exponencialmente. En todo caso, su arte, magnífica, quedará siempre.
Descansa en paz, maestro.
L