viernes, 20 de julio de 2012

Agueda (una historia verdadera)

Ayer, yendo al trabajo, alguien me preguntó si era funcionario

-Es porque en tu polo pone "colegio", y pensé que eras profesor-, dijo la buena señora.
Yo no iba con muchas ganas de hablar: esa mañana tenía reunión y, como bastantes veces, me tenía que preparar en una hora el objeto de la misma. Pero hay algo en el brillo de ciertos ojos, ojos de viejita joven ansiosa porque le regalen una respuesta sin nada a cambio, y le respondí que si bien no era profesor -el polo era de la Universidad de la Península de Santa Elena, Ecuador-, sí era funcionario.

-¿Irás esta tarde a Neptuno, no?- me dijo la señora, como si fuera lo más usual del mundo, y prosiguió: -mi marido es ordenanza en un hospital, ya le quitaron parte de la paga, y ahora nos hemos quedado sin la extraordinaria de Navidad, que no era mucho pero nos daba para irnos de fin de semana, comprar los regalos de los nietos y guardar un poquillo para la cuesta de Enero; no se cómo lo vamos a hacer estas Navidades-. Yo callé, pues poco tenía que añadir a lo que era incontrovertidamente cierto, y le fui dando la razón a medida que iba prptestando por el IVA, los demás impuestos, el coste de la vida, la Botella y el transporte público que ha mucho dejó de ser asequible.... Al final se despidió con un "te espero esta tarde", y ahí quedó.

No olvidé a Agueda y sus opiniones, pero tampoco pensaba dedicarle una entrada del blog. Pero esta tarde, a los días de los dedos de una mano del mayor recorte público de la historia de la democracia, la Prima de Riesgo acaba de superar los 600 puntos -también por primera vez en la historia de la democracia-; el IBEX lleva perdido más de un 6% sólo a lo largo de esta mañana, la incomodidad social se está conviertiendo en convulsiones -quiera Dios que nadie tire la primera piedra-, y creo que seguimos teniendo alrededor de 450.000 políticos, cada uno con sus prebendas y derechos divinos. Del mismo modo, dudo que con el IVA que nos están clavando, el dinero negro aflore y se regularice para agilizar el movimiento de la economía, y todavía no se ha metido en la cárcel a ningun banquero...

No se si el Decreto-ley del sábado era necesario, pero... ¿no había otras cosas que tendrían que haberse hecho antes, otra gente a la que tocar antes que al funcionario mileurista y unos cuantos paraísos fiscales de donde extraer liquidez evadida antes de meter la mano en la bolsa del funcionario mileurista?

Algo no acaba de funcionar

jueves, 19 de julio de 2012

Claves de Razón Práctica 223: el imposible control de los actores financieros

Esto de publicidad subliminar no tiene nada, pero... qué le vamos a hacer: la carne es débil.

L.

miércoles, 18 de julio de 2012

Segundas partes nunca fueron buenas

Buenísima, la semblanza de Dina Goldstein. Aplicable igualmente a Pretty Woman, la mayoría de los cuentos con princesa, Matrix (eso de ser la pareja de Dios debe ser mú pesao)...

viernes, 13 de julio de 2012

Ainadamar en el Teatro Real

Desde que tuve el horror de presenciar el pajarito de 2 metros de "la página en blanco" y mentar a la madre de Mortier, me he ido paulatinamente reconciliando con la ópera moderna, y el jueves terminó nuestro parting of the ways tras disfrutar como un enano del Ainadamar de Golijov y Hwang. Una obra de duración perfecta, que fusiona magistralmente todas las artes escénicas y en que, a similitud de la muerte de Marina Abramovich, un relator/testigo de excepción nos acompaña a lo largo de todo un relato magistralmente hilado, una simbiosis perfecta de ópera, drama, danza, saeta eterna, apariciones fugaces, fantasmas omnipresentes, pasados y presentes aunados y recursos que son sencillos en costes, pero impresionantes en resultados, y que nos recuerdan que las crisis, al menos, fomentan y reavivan los ingenios castrados por las vacas gordas. Puntos álgidos:

La perfecta armonía entre música y viaje de la Andalucía Flamenca a la Habana del son, en que la progresiva evolución de la música nos lleva de la mano de uno a otro lado del mundo: sutil, mantenida, en un crescendo que integra, que une: que ama.

El trémolo verso narrado de una Nuria Espert que, temblorosa, nos demuestra que el teatro se puede llevar dentro, y cuando la edad ataca al cuerpo, el espíritu defiende el alma.

La genial selección de géneros musicales, desde el son a la saeta, sin olvidar nunca -ni permitir al crítico- que nos encontramos ante una ópera.

La sobriedad expresada en unas ideas gigantes, como la de las ejecuciones.

Único pero, por decir algo: sobraron más de 10 minutos de la partida final de la Xirgu: no pasa nada porque una obra contemporánea dure una hora y media en lugar de seis, de verdad, y no se corre el riesgo de que, como con el Nesquick apurado hasta el final, los grumillos y granos de azucar del fondo dejen un regusto dulzarrón tras un vaso óptimo.

Buen fin de una temporada mejor que la pasada y, esperemos, peor que la futura

Mapa del sentir humano

No hay que mirar a los ojos de la muerte,
ni ser bipolar, esquizofrénico
o simplemente, loco
para experimentar todo en el mismo segundo,
el segundo en que acabe de suceder todo.

Basta darse cuenta de algo:
mínimo, pero esencial
corto, pero ingente
rápido, y único,
(dulce y amargo)

para recorrer en un segundo,
en un trazo,
en una inhalación
El mapa del sentir humano,
El mapa del todo, y de la desolación.

La alegría de la consumación -condenada a desaparecer en el siguiente respiro-.
La satisfacción de terminar lo que precede a lo que vendrá, inexplorado como el mar.
La felicidad del parto de quien comienza a morir,
La alegría de lo que terminará

La deliberada ceguera a la finitud
La felicidad desposeida del después
El todo que prescinde de la nada que lo perfila
Así es nuestro mapa

Encajado en sus cuatro bordes y, a la vez,
Conteniendo un mundo,
un universo,
el lado otro del agujero de gusano,
Lo inexplicable

Lo eternamente finito,
Lo finitamente eterno

lunes, 2 de julio de 2012

Javier Gurruchaga

El viernes fui a ver el concierto que la Orquesta Mondragón daba en el circo Price, en el marco de los Veranos de la Villa. Ver -más que en directo, en persona- al Señor Gurruchaga era una de esas espinitas que llevaba tiempo arrastrando, por más de una razón. Por eso, el momento en que apareció, histriónico, justamente irrespetuoso y riéndose sobre todo de él mismo, se evaporaron, desapareciendo, los remilgos sobre su edad, su cansancio y el peso de toda una vida dando una lata maravillosa. La movida desapareció con los Juegos Olímpicos, fecha alrededor de la cual dejaron de existir la Barcelona oscura, el Madrid cutrecillo, el imperio de la heroina,la Gauche Divine, los libros de Leon Felipe vendidos de tapadillo, los cabarets de verdad, la música verdaderamente experimental, el trompisón de Glutamato Yeyé, los coches de tercera mano, el flan chino, el papel higiénico elefante, las toallas que rascaban, el recuerdo de una época afortunadamente sobrevivida... y la gente, la vivía a tope, como se decía en esa época. La Vía láctea, el Rock-ola, el Penta; la edad de oro del Pop español, con Servando Carballar preguntando enloquecido a los pelos de Paloma Chamorro, esos programas, pretendidamnente para niños, como el planeta imaginario, la bola de cristal o la cometa blanca; los dibujos animados en que un niño de 9 años era mandado por su desaprensivo padre sólo por el mundo a buscar a su madre, una niña (igual de menor y con chapetas) era igualmente enviada a un pueblo de montaña con un anciano con fama de trastornado y apodado "el anciano de la montaña" que trasnscurrido un tiempo preguntaba a su abuelito, cantando con voz de pito, "abuelito, por qué en una nube voy"... un robot que solo vuela agarrado a los pechos de su compañera y es odiado por un tío medio hombre, medio mujer, pero como si hubiera sido dividido en la época de la descolonización americana (chúpate datos, Freud); un chico, ya palidito de por sí, al que embadurnan de blanco nuclear sus compeñeros no adoptados de aldea antes de lanzarle a la selva para cazarle cual Ñu; un Corsario Negro que por una promesa abandona en medio del mar a la única mujer a la que abandonaría nunca... hoy solo quedamos los trastornados producto de esos dibujos infantiles (así nos va), y un puñado de lugares y personas que nos recuerdan que eso existió. El video mató a la estrella de la Radio, y el Fotoshop, a Ouka Lele.
Hoy, con suerte, nos podemos encontrar a García-Alix, Leica en mano y tatuajes orgullosamente ondeando, buscando imágenes por el Rastro; residuos de buena música en el Silbra, homenajes anuales a the Rocky Horror Picture Show y, afortunadamente, al buen Javier Gurruchaga, todavía luchando porque esos recuerdos no mueran.

Recuerdo a Javier Gurruchaga haciendo de toda su familia en la bola de cristal; travistiéndose junto a su Popocho para cantar Caperucita Feroz; haciendo de dentista depravado en "qué he hecho yo para merecer esto" y, también, condenando sin ambages los crímenes de ETA y los del 11-M (Cfr. Cartas al director de EL PAíS, 9 de mayo de 2006) porque, en palabras suyas fácilmente localizables, "al paso que vamos todo lo que suene a vasco será sospechoso".

Yo sólo tengo que decir que a) mis fiestas siempre las cierro con "vivir así es morir de amor" de Camilo Sexto, y la versión de Stand by me de la orquesta Mondragón, y b) javier Gurruchaga, al contrario que otros guays de pacotilla que se ponían medallas por ser de esa generación y le lloraban a la panda de Teddy Bautista, sigue ganando su dinero con sudor, aguantando sin parar casi tres horas cantando para los suyos: unos fans entre los que, incondicionalmente, me cuento.

Un saludo, Sr. Gurruchaga, del pelos de la camisa hortera que estaba en la barandilla de la izquierda pegado a ese monstruo de voz que es Michelle McCain