domingo, 31 de agosto de 2008

más Lila. Por favor, mirad y luego ya me direis


Sin comentarios. Insisto: escuchad su voz, su acento.

domingo, 24 de agosto de 2008

La mujer de mi vida


A fecha de hoy, la mujer de mi vida todavía no se ha manifestado. Utilizo este verbo porque puede que ya la conozca, mas no en tal naturaleza. Mis relaciones con las mujeres... mis relaciones con las mujeres me han aportado instantes en que creía poder estallar de pura felicidad, y momentos en que pensaba que había comenzado la cuenta atrás hacia la autodestrucción. A fecha de hoy sé lo que necesito, pero también se lo que me atraería hasta el punto de no tener que envidiar nada al sargento José de Carmen. Pues bien, en Dexter he encontrado una de esas mujeres por las que un hombre iría contento a la locura: Jaime Murray en el papel de Lila, la bella británica que altera el mundo interior y exterior del forense psicópata hasta el punto de casi destruirlo. No es de extrañar. Si pueden ver, al menos, el último capítulo de la segunda temporada en versión original -para degustar el profundamente sensual acento británico que sale de esos labios-, me comprenderán, igual que comprenderán la imposibilidad de evita colgar una foto de tamaña belleza. Lo es todo y de verdad, si me encuentro a Jaime Murray por la calle, haré todo lo posible por poner fin a esta soltería que, en el día de hoy, se me antoja de todo punto estúpida.

sábado, 23 de agosto de 2008

El Hierro y Groenlandia (José). Previous



... No he podido evitarlo. Lo he intentado. He llegado hace menos que nada del Hierro y, agotado como estoy, he tenido que colgar estas dos fotillos. Una es de José haciendo el ganso en Groenlandia (es de las pocas veces que se ha dejado fotografiar de tal guisa, pues el ganso de la familia es el que suscribe) y otra es del equipo al completo con Pancho, el mero más famoso de toda la Creación que, como Asterix, sigue irreductible en su refugio de la Restinga. De izquierda a derecha José, Jesús, vuestro seguro servidor, Antonio y Angel. mañana, más. Besos a Yurena y gracias a Jesús por mostrarse como verdaderamente es: increiblemente honesto y noble.

miércoles, 13 de agosto de 2008

gente prescindible e imprescindible

La persona en quien yo creo dice que nadie es imprescindible. Y estrictamente es verdad. Podemos sobrevivir sin personas concretas, mientras tengamos las necesidades cubiertas de un modo u otro. Nadie es imprescindible. Nadie es esencial. Desde un punto de vista físico. Somos seres de satisfacciones, y como tales, necesitamos alimento, bebida, sueño, cuidados, amor. Y amar. La cuestión es si el quién es realmente esencial. ¿es realmente importante en quién depositamos nuestra necesidad de amar, o todo lo que necesitamos es cubrir esa necesidad, como cualquier otra? Creo que éstas son aguas procelosas y dadas a la autohipocresía, por lo que bajaré el pistón y haré una nueva pregunta: hay gente de quien se puede, debe o es preciso prescindir? a esa pregunta, un rotundo sí. Y sí hasta el punto de que, de vez en cuando, hay que prescindir de cierta gente, porque es necesario depurar dónde sepositamos nuestros sentimientos. A veces, las circunstancias, el trabajo, las desgracias o felicidades nos ponen justo delante -juste en face, que dicen los franceses y queda más bonito- de gente que, por el mero hecho de estar en ese ahí, en ese entonces y con esa expresión, llega a adquirir una serie de cualidades que nunca tuvieron, y que, creemos les hacen merecedoras de nuestra confianza, nuestra amistad o incluso, en ocasiones, lo que creemos que es amor. Error. Porque, con el paso del tiempo llega un momento en que no nos queda sino afrontar realidades que, por lo brutal de las mismas, en muchas ocasiones tendemos a perpetuar para no tener que aceptar. Y así, y siento decirlo, el egoista será siempre egoista, la rémora será siempre rémora, el que no sirve para nada nunca servirá para nada, y el cabrón -o la cabrona, en homenaje a nuestra Bibiana-, nunca dejará de volver tarde a casa. Y el tiempo pasa, y no mejora las cosas, ni las mejorará. Hay que afrontar las cosas y prescindir de aquello que no vale. Y cuanto antes, mejor. Lo que quede, valdrá. Y respecto al saber estar, y a las consecuencias... sólo se vive una vez, señores, y realismo no está reñido con educación. Y si nos centramos en la gente que realmente vale, o cuyas cualidades valoramos más que sus defectos desde un principio, habremos comenzado a ser felices. Lo demás tiene muchos nombres: inseguridad, inferioridad, necesidad de aceptación, miedo al qué dirán, a haber metido la pata... pero al final, no es sino tiempo -vida- tirada a un pozo siempre vacío. Buenas noches.

martes, 12 de agosto de 2008

Pronto

El vicio del coleccionismo



Habiendo descartado la aburrida posibilidad de vivir sin ellos, he abrazado aquellos vicios que, a primera vista, no son dañinos; ello, a efectos de disfrutar de la libertad de ser freak antes del hipotetiquísimo y luctuoso hecho de que, en algún futuro lejano, pueda compartir mis días con alguien. El coleccionismo es una actividad cinegética, y el placer de encontrar una joya imposible es, para el coleccionista, comparable a muy pocas sensaciones. Yo tengo una ventaja en esto de la búsqueda de joyas: mis amigos. Gracias a ellos, he conseguido la mayor parte de las piezas con las que soñé de pequeño y que al fin, hoy, he podido tener. Para muestra valga un botón. Los buzos me los regaló mi amigo Javier, que en su día fue de los pocos que se alegró genuinamente, y los indios los rescató de la quema de una casa de Pedralbes mi querido Jorge: gracias a los dos y un abrazo.

Vacaciones (I). Asturias





La primera semana de las vacaciones la pasé en Asturias, en la zona de Luarca. Asturias todavía tiene lugares secretos. No prohibidos, porque Asturias nunca vetó el paso a la gente de bien o, cuando menos, de paz, pero sí lugares escondidos, de no fácil acceso, constituyendo los pequeños paraísos la recompensa a aquel que se aventura y se atreve (como todo en la vida). Han sido días de descanso compartidos con Jesús y familia, los papis y los de siempre. Como en los viejos tiempos. La patria de todo hombre (o, al menos, el lugar donde verdaderamente descansa), es su infancia. Y sí, en esa playa no hubo nadie en toda la semana.

Divertidas anécdotas de la noche madrleña (1): el Inspector de Prohibición de Entrada en los Cines

Desde luego, me encanta disfrutar de un sitio donde, como no te conoce ni Buda, el anonimato te permite presenciar anécdotas como la de esta noche. Estoy disfrutando estos días de la presencia de mi primo Carlos y su mujer, Isabel. El tal Carlos, además de un brillante alumno de Derecho por la UNED, es un 4x4x4x4 con el carácter de los dogos alsacianos: muy grande, pero muy tranquilo el chico, no como el que suscribe que, cual chihuahua en celo, ladra y ladra hasta que le muerden la cola, momento en que salgo escopetado y que me echen un galgo. En fin, que fuimos al principe Pío a ver "Venganza", la última del brillante actor Liam Neeson, película de amor, aventuras y profundidad sólo asimilable a Torrente. Y en medio de tal pedazo de película, veo como el sujeto sentado delante de mi primo, probablemente envalentonado porque se hallaba en la fila VIP ( 8 euros por cabeza, no como los pobres que sólo podemos pagar las de chichinabo), se vuelve -con el medio metro que levantaba del suelo- y, airadamente temerario, le espeta al susodicho familiar: "como no dejes de darme gopecitos en la silla, te voy a prohibir entrar a los cines". Y se queda tan pancho. Mi primo, que en un prodigio de expresión postural se había abrazado al asiento del precitado, para mejor oir lo que éste le decía y, en su caso, aplaudir debidamente la ocurrencia, no pudo menos que, presa del lógico pánico que asistiría a cualquier ser humano ante tamaña papeleta, echarse hacia atrá, con un pavor solamente comparable al que se puede sentir viendo la peli porno de Eduardo Dantés. Españoles, la figura del Prohibidor de Entrada a los Cines existe, y es pavorosa. Y yo, que el miércoles quería ir a ver Batman...