jueves, 29 de enero de 2009

La desesperanza

¿Qué lleva a un hombre normal como Ervin Lupoe a asesinar a toda su familia? ¿Qué puede tener dentro un padre de familia normal que le haga coger un arma y acabar con todos los suyos? No es la primera vez, aunque esta vez no tengo que ver las fotos de lo que pasó, pero la duda sigue, aunque creo que he llegado a la conclusión. No es la desesperación, sino la desesperanza. Se habían quedado los dos cónyuges sin trabajo, y tampoco es la maldad, ni la locura: sólo la desesperanza. la desesperación es la respuesta violenta a una situación percibida como hostil. La desesperanza es el abandono de toda esperanza en un futuro mejor; la aceptación última, total, íntima y definitiva de que el futuro sólo podrá ser peor, aceptación que lleva al autor, en lo que considera un último y supremo acto de amor, a matar a aquellos a quienes más quiere para librarles de una vida de sufrimiento. Es la apertura de la eternidad cerrando una vida futura percibida como de continuo horror y negrura; el supremo sacrificio del verdugo que se condena para que los suyos dejen de sufrir. No es negrura lo que lleva dentro un hombre así, sino el más absoluto vacío, el vacío que ahoga sin tabla de salvación alguna, la ausencia absoluta de algo o alguien a quien encomendarse, en quien confiar, a quien rezar. ¿Hemos llegado al punto de que gente corriente alargue la mano en su desesperanza y no haya nada ni nadie que se la tome? ¿Dónde están los dioses, los valores, los sueños, la esperanza en el futuro, en la posibilidad de cambiar, en los otros seres humanos, en un sólo ser humano, en el amigo, en el grupo, en el gobierno, en la providencia, en la casualidad, en el Tarot, en el horóscopo...? ¿Cómo a alguien no le puede quedar nada? O hemos perdido todo, o hemos perdido la capacidad de buscar, que no es sino la desesperanza. Perder la capacidad de encontrar lleva a la desesperación, pero se puede seguir buscando con la constancia de quien sabe que todavía sueña. Perder la propia capacidad de buscar es la desesperanza. Mantengamos el sueño de que todo puede mejorar y, antes o después, mejorará. Pero no cerremos los ojos, porque la peor noche oscura es, como decía San Juan de la Cruz, la noche oscura del alma. Y en esa noche oscura ni siquiera hay fieras. Hay algo peor: la nada.

Se fue Susi

Se fue Susi. No se fue ayer, ni hace unos días. Se fue el domingo 23 de noviembre, pero no pude recordarla como debía. Hoy intentaré compensar el error, porque lo merecía. Nunca le pregunté su verdadero nombre, aunque Mario me lo habría dicho de mil amores. Sólo sabía que siempre estaba ahí para animarte, que tenía la feminidad de quien te hace sentir escuchado y a gusto como para poder hablar, y que era más mujer que muchas. Ahora se que, además, tenía más huevos que ninguno de los machos que se reían de ella. Porque hay que tener huevos para acabar con tu vida saltando al vacío desde el Viaducto de Segovia. Porque hay que tener huevos para cantar en el baile de la Rosa ante todos los Grimaldi con su grupo, las Nancys Rubias, llegar al fin a la fama que siempre deseó y darse cuenta de que la fama, sin felicidad, no vale nada. Susi Pop nos dejó con 34 años. Yo la conocía desde hace ya... ¿15 años? Y siempre tuvo una sonrisa para todo el mundo. Y nunca se quejó. Y más de uno la hemos llorado como se llora a un amigo, como se llora a alguien que se lleva un trozo de recuerdos, como se llora a un hombre que fue mujer y seguía siendo más hombre que muchos. Hasta siempre, Susi.

jueves, 22 de enero de 2009

En línea con lo dicho en el anterior post...

Uno de los hitos de la Historia de este maravilloso país, cuyos héroes, como D. Alonso Quijano, siempre han sido fruto de la casualidad, las circunstancias, la necesidad, la locura o, como en este caso, el abuso en el consumo de sustancias diversas: viva Arrabal, su columna de ajedrez en L'Express (que mira que es ameno en ese tema, el condenado) y el Milenarismo.

plantilla/guión para ganar el Nadal / Goya

"Esta es la historia de AUTOSUPERACION de ..., víctima de una sociedad intolerante que, a través de su esfuerzo personal y del cariño de sus padres /grupo de música /grupo de terapia/ amigos de la infancia, se sobrepone a las dificultades, enfrentándose al ... y convirtiéndose, al fin, en una persona libre y feliz".

Por favor, ¿es que se nos han secado las meninges, y sólo utilizamos a los perseguidos para ganar Goyas? Ayer fui a ver bienvenidos al Norte (chez les ch'tmis, en francés), y no me extraña que se esté convirtiendo en la película más taquillera de toda Europa. Siento discrepar de los que piensan que las películas, libros, reportajes... denuncia sirvan para concienciar a la sociedad o, al menos, considero que dicho efecto lo tienen, como mucho, las primeras cinco o diez producciones, pero que un país no sea capaz de hacer películas que no traten de eso... Estas cosas son suficientemente serias como para convertirse en excusa fácil de guionistas y autores sin la más mínima imaginación, y hacerles ricos, sin contar, claro está, que los héroes reales de estas producciones se queman a la primera película que, por ser película-denuncia, les coloca en un cliché del que luego no pueden salir, convirtiéndoles en amargados, en camisetas de moda ya pasadas de moda, en frustrados cuya vida se limitará ya a recordar lo que fueron y que, como Poli o Urtaín, acabarán volviendo a sus orígenes o saltando de un quinto piso. Es duro, pero es la verdad. Señores, volvamos a tener imaginación y dejemos de hacer películas que sólo nos sirven para pensar que, llorando con la víctima protagonista, ya ponemos nuestro granito de arena en la lucha contra las injusticias. Hay que mojarse, no ir al cine a llorar por enésima vez con el dramón fácil, barato y egoista que, además, sólo enriquecerá a Ramoncín y al superdirector superguay que, mientras que va de antisistema, sólo sueña en que le llamen de Hollywood y vivir en Rodeo Drive. Si es que no cambiamos

martes, 20 de enero de 2009

Vinilos

El otro día, paseando con la querida chilanga, encontré un doble vinilo estampado ("picture disc", le llaman los iniciados) de los conciertos que Joy Division dio en les Bains-Duches, Amsterdam y Eindhoven en 1980. Tenía todo para llamar la atención de cualquier Friki que se precie: edición limitada a 300 ejemplares, las fotos impresas en los vinilos eran llamativas, olía a vinilo... y en la contraportada una dirección web y un email. Era de hace muy poco tiempo, un LP de la 24 hour party people, apestando a vinilo y plástico de retractilar -como olía el Madrid Rock de la calle Mayor- y del siglo 21. Lo estoy escuchando ahora y me doy cuenta de que nunca abandonaremos el LP, porque los vinilos son como la vida. Hoy se siguen haciendo vinilos, ediciones de lujo exclusivas como la del "Third" de Portishead, con un Pendrive con ficheros MP3 y AVI's para disfrutar, y que nos demuestran que siguen ahí, sólo que ahora se han sublimado, y sólo salen de sus escondites para aquellos que de verdad les echan de menos. El vinilo hay que escucharlo, porque cada vez que abrimos el album, olemos esa mezcla de tintas y plásticos, sacamos el disco de la protección y dejamos que le pase por encima una aguja hecha del mineral más duro del mundo, le estamos imprimiendo rayaduras que son recuerdos, que son cicatrices, que son vida. Tras el ruído de fondo de los vinilos que más escuchamos, tras los rayados, huellas y creciente estática, debajo del ruido del uso, se sigue escondiendo la armonía que nos llevó a comprarlo, hace veinte años o veinte días. Los rayados son las cicatrices del vinilo y, como nosotros, cuanto más se les usa, más historias pueden contar a través de las disonancias que, como nosotros, plagan las vidas. Pero al final, como en las vidas, la belleza de la armonía sigue estando tras los ruidos de fondo. Sólo hace falta sentarse, cerrar los ojos y descubrir que la belleza que nos enamoró, la armonía de las notas que son ecuaciones perfectas que rigen el universo desde que flotábamos en líquidos amnióticos tan distintos como nosotros, sigue ahí. Escucho "Atmosphere" en el tocadiscos, vuelvo a Ann Arbor hace 20 años, cierro los ojos, y nunca me he ido.

lunes, 19 de enero de 2009

una de las enfermedades de este siglo...

... Es la soledad de quien, por estar con demasiada gente, nunca llega a estar verdaderamente con nadie

viernes, 16 de enero de 2009

Sobre los dos posts previos (que hay que leer seguidos)

... ¿No son el mismo miedo, la misma humanidad y la misma dignidad? No son idénticos porque los escribiera el mismo autor: eso me consta porque, tras concienzuda introversión sobre los mismos (escritos hace 7 -siete- años) lo único que hizo el autor fue sentarse al portátil y transcribir lo que se iba creando línea a línea, párrafo a párrafo, resultado de ver dolor, sinrazón y caos ordenado por la asunción de los verdaderos motores de la Historia: el poder, el dinero y la conquista. Existe una entropía política, un orden en el caos, una razón de la sinrazón, y es el poder ciego y la dominación como pobres remedios de todo tipo de impotencia. Como pobres excusas para el impotente que maltrata a su mujer, para el níño de que se rieron y ahora quiere mandar a multitudes, para el que sufrió y ahora quiere hacer sufrir. El día que compensemos los complejos con un amor que sí existe, seremos felices. Pero para tener amor, hay que estar dispuestos a aceptarlo.

Noche en Dachau

Tengo miedo. Sí, todavía me queda algo de miedo que gastar en la desesperanza de un destino que todavía no quiero, no puedo asumir. Se y no quiero saber lo que me espera. Veo a mis amigos, a mis compañeros de desgracia, de carnicería, despedirse y mirarnos por última vez a los pocos que vamos quedando. Aquí estamos todos, porque no creo que hayan dejado a ningún hijo de nuestra patria –que nunca fue, pero espero que sea algún día- con libertad o con vida. He visto salir por esa puerta a muchos: amigos que son, amigos que fueron y que se vendieron por pan, enemigos que dejaron de serlo cuando compartimos camastro, olores y desolación... y nunca les volveré a ver. Se que he perdido a los míos, porque también salieron, y si no fue de esta puerta, sí lo fue de mi vida. Me gustaría aferrarme a sueños, a esperanzas, pero mi pragmática educación me lo impide, al menos respecto a los míos. Por eso me agarro a otro sueño, que es el de que mi raza, el de que algo de mi sangre, no sea exterminada, y que algún día podamos vestir sin estrellas cosidas en americanas o almas. Y ese sueño ha de ser posible, porque si no, el Dios de mi tierra, el Dios de Israel, no existe, y si no existe, es que en verdad el mundo es demasiado caótico y cruelmente caprichoso como para vivirlo o pensarlo. Esta tarde, cuando vi a Daniel irse, supe que había llegado la hora de morir, aunque no muera en cuerpo hasta dentro de unos días. Preparo mi partida y mi reunión con mi familia, pero antes me gustaría encontrar un sentido a la crueldad, al desprecio, al odio nacido de un pueblo con cultura, pero no por ello siempre con humanidad. Me pregunto cómo se puede seguir y adorar como dirigentes omnipotentes a frustrados llenos de tanto odio, de tanto resentimiento, que toda noción de crear o de amar no cabe en corazones cerrados y ciegos por el fracaso, el desprecio y el temor de que los demás puedan ver sus fallos y reírse. Intento comprender cómo se puede erigir en gobernantes a seres que en sus sueños todavía ven a sus compañeros reírse de ellos, a seres acomplejados por defectos físicos que a nadie importan salvo a ellos, a seres cuyo odio por todo les lleva a destrozar la belleza y a convertir a su pueblo en animales de odio, en bestias contagiadas de podredumbre moral, en imágenes de ellos mismos, para así mirarse en espejos de su propia muerte y no tener que aceptar la finitud y bajeza de sus almas consumidas por un odio que los animales no conocen. Los pueblos conocen la historia y sus ciclos, pero aún así la repiten, ignorando el regalo de la experiencia de siglos de vidas y regímenes políticos y, así, el círculo vuelve a encerrarse dejando dentro muerte y desesperanza. Pero yo, Ariel Rodenstein, esposo e hijo de tres, una vez comerciante y ahora sin nada, les voy a demostrar junto al resto de mi pueblo que quizás afrontando la muerte como la estamos afrontando, en silencio y con dignidad, podamos algún día crear tanto silencio que obligue al menos a uno de ellos a pensar, y si ese uno piensa en el silencio y mira dentro, pueda ver la muerte como algo que no se exorcisa matando a los demás, sino como algo que viene necesariamente, y como algo que juzga y redime, y entonces, en ese momento, en el fondo del vacío, que es oscuro como los hornos, como los paredones, como las celdas en que nos olvidan, como las duchas en que nos asfixian, pueda haber una luz, y esa luz acabe por hacerse tan grande que ilumine los millones de cadáveres y obligue a oler y a ver la muerte, y la corrupción, como algo que también a ellos les llegará. Y entonces, y sólo entonces, puede que reflexionen. Hoy me llevo una luz en mi corazón. Espero que ilumine un alma cuando mi cuerpo muera. Y si es así, seguiré sonriendo toda la eternidad.

(Luis Fernández Antelo. Cien días y cuatro noches)

Noche en Ramala

Escribo mi testamento desde la oscuridad de los restos de una casa destrozada, desde los restos de lo que fue mi hogar, situado en un país en ruinas donde la luz sólo ilumina la muerte. Y no escribo mi testamento para dejar algo a alguien, pues me quitaron todo, y así nada tengo que dejar, y a mis hijos los mataron: los judíos o Dios, que los convirtió en mártires, y así a nadie tengo que me recordará. Pero yo sí recordaré hoy, y recordaré con tanta fuerza que mi recuerdo gritará y traspasará los bloqueos y llegará a los oídos de todos los hombres y a los de Alá que es Grande y Misericordioso, y uno y trino, y que dirigió a Moisés en el desierto. Porque tres cosas se, y de esa trinidad estoy seguro hoy, en que moriré junto con mi hogar: se que Dios existe, que es el mismo para todos, y que nos ha abandonado. Hoy creo en Dios, y porque creo en él, no puedo comprenderle. Me llamo Drizz el Ahmeni, y he vivido en esta tierra siempre. Y me gustaría contar la historia de un judío y una palestina que se enamoran y son perseguidos, porque ello querría decir que el amor, aun sólo una vez, existió. Me gustaría contar historias de niños israelíes y palestinos que van juntos a la escuela y hablan entre ellos de sus papás, porque ello implicaría que la comprensión todavía se encuentra. Escribiría sobre claveles palestinos y fusiles israelíes, porque para meter un clavel en una culata hay que estar cerca, y hay que estar vivo. Pero no puedo hablar de nada de ello, porque nada queda, ni siquiera odio. Me gustaría poder odiar, pero he perdido la esperanza y sólo rezo para que Alá nos esté preparando no un jardín de huríes vírgenes, sino una casa pequeña en un lugar en paz. No puedo hablar de odio, porque sólo me queda llorar, y siempre hay lágrimas, aunque pensemos que no nos quedan lágrimas por verter. Sólo quiero tiempo para llenar esta hoja con mi testamento, que es el testamento de un pueblo y de un vivir que es también nacer aceptando la muerte. No somos valientes, pero morimos por nuestras ideas y peleamos aunque sólo sea con piedras. No somos nobles, pero aceptamos la guerra siempre que sea justa. Nunca seremos ricos en poder, pero en nuestras tierras nacieron Dioses que son uno, tres y dos. No sabemos de cábala y quizás por eso no entendemos ni aceptamos nuestros destinos. Veo mi muerte, la he dicho que espere sólo un respiro más y me concede ese favor, porque ha estado esperando a mi pueblo desde siempre y no la importa esperar un suspiro más, pues sabe que iremos a ella voluntariamente. Abro el marco destrozado de mi ventana que una vez fue y me asomo al peor de los desiertos, el desierto de la desolación y de la ruina, el desierto del peor de los silencios, que es el silencio de las risas apagadas. Aquí jugaron Osman, Yafez y Runna, y aquí murieron, y en algún lugar están enterradas sus risas. Pero algún día no serán excavadoras las que las entierren, sino que las palas de los fuertes brazos de la esperanza las volverán a sacar a la luz del día, y después de décadas enterradas, volarán para posarse en los labios de los hijos de la paz. Nunca nos matarán, porque la nuestra es una idea, un sueño, que no es de uno, sino de todos y, como todos los sueños, cada día será soñado por un vivo, y así seguirá en las noches del pueblo palestino para dirigirnos hacia el nuevo día. Miro por última vez mi tierra, mi madre, mi patria, y se que sólo podrá germinar y volvernos a parir en la paz de la conciencia tranquila de un pueblo diezmado pero vivo, y no en el patético orgullo de la sangre. Oigo voces que no entiendo pero que se lo que significan, y me gustaría que esas voces llamaran mi nombre para compartir una Sisha, o un té, o una sonrisa. Pero aun así, saldré y, mientras que salgo les sonreiré, y quizás uno de ellos comprenda que nunca podrán matarme si les perdono: ni a mí, ni a los míos, y así, quizás, con mi muerte alguna otra vida se salve: de mi pueblo o del suyo, ya no importa la nación, ni el bando: sólo importará la vida. Me llamo Drizz el Ahmeni, y hoy muero para vivir para siempre, y para transmitir un mensaje que sólo se aprende oliendo el hedor de la sangre, oyendo los gritos estridentes y llenos de miedo de los moribundos, y mirando las cuencas vacías de los ojos de los muertos sin enterrar: que sólo la vida importa, y que es el regalo más importante de Alá, y que nos ha creado para una sola cosa: para vivir.

Ya llegan. Cierro los ojos, y estoy con mi Morayma, y desentierro las voces de mis hijos, y pienso en dátiles y miel en los labios de mi esposa, y me preparo para vivir para siempre en una tierra donde hay paz.

(Luis Fernández Antelo. Cien días y cuatro noches)

Gaza

Antes de hablar de Gaza, ¿habría que intentar quedar bien con Israel?. No suelo ir a manifestaciones -lo que no significa que no me comprometa-, ni formo parte de ninguna asociación profesional -lo que en su día puede que me impidiera ser nombrado algo por alguien-, ni ganas que tengo de sobresalir por mi beligerancia en pro de unos u otros, lo que me ha valido que para cierta derecha puede que sea muy de izquierdas, y para cierta izquierda, muy de derechas, como se me ha comentado recientemente. Esta "desafección", si bien tiene inconvenientes en ciertos campos que me importan un bledo policromado, tiene la ventaja de que me permite hablar en pro de las víctimas, sea cual sea su color, religión, origen... espero que sin ser tachado de sectario. Y aunque esté muy manida la frase, es verdad que tengo amigos (y de los buenos) de todas religiones, ideas, naciones -y nacionalidades- y orientaciones sexuales. Y no es una mera frase: al que quiera, se lo demuestro en lo que tardo en buscar un número de móvil en la agenda y llamar a quien tenga que llamar.
Todos estos preliminares vienen a colación para subir dos frases que considero tan ciertas la una como la otra: a) siempre he admirado al pueblo judío y su sufrimiento, pero b) esta vez se han pasado. Había otros modos, y desconozco las razones, pero las cosas se podían haber hecho de otra manera. Lo que ha pasado -y está pasando- no ayuda ni a ninguna causa ni a nadie, y los pulsos se echan en la mesa de los bares, con una jarra de cerveza, la novia y los amigos, y no en un escenario que ya se puede calificar como de guerra. Los medios han calificado estos sucesos de muy distinta forma (la guerra contra el terror de Hamas -la Razón- frente al genocidio de Gaza -el Público-), lo que nos debe llevar a prescindir de los mismos, de lo que nos digan unos y otros, para pensar con el corazón. Y el corazón nos dice a todos que esto, ahora, no está bien. Con independencia de los antecedentes, de los motivos que pueden haber dado lugar a esta acción/reacción del ejército israelí, no lo están haciendo bien. Y no está a la altura de lo que se espera de ellos. El pueblo Israelí a lo largo de toda su Diáspora ha sufrido las más encarnizadas persecuciones, cuyo culmen fue el genocidio de los campos de concentración. Es precisamente ese sufrimiento el que debe servirnos a todos de lección sobre lo que nunca se debe repetir Y es por ello que es precisamente Israel quien debiera devolver bien por mal, para demostrar una superioridad -no sólo militar- de la que pocos dudan. Lo que está pasando no está bien, y nos lo dice cada corazón. Y esa conclusión, arraigada en lo más profundo de cada uno de nosotros, y que no debiera ser monopolizada ni nominalizada por ningún condenado partido político, debiera valer más que mil Think tanks. Por favor, que pare ya.

Otros mundos

Paris
San Petersbuego: aglomeraciones urbanas época URSS Mar Muerto -Israel-
Bombai
"Hay otros mundos, y están en éste", dijo Jack Sawyer a Roland de Gilead en la épica "Torre Oscura", parafraseando la inquietud humana sobre la irrealidad de la realidad. Según escribo, me entra la tentación de hablar sobre los distintos modos de distinguir realidad de ficción, sueño de vigilia, verdad de mentira... Pero lo dejaré para otro post. En este, me limito a colgar algunas visiones "alternativas" de sitios donde hemos estado, invitándoos a que hagais lo mismo y, si quereis, me enviéis alguna foto inusual de sitios usuales. Un abrazo desde el lecho del dolor donde el gripazo me tiene postrado...

Burkina Faso y B.





Espero no contravenir la prometida confidencialidad si cito a una amiga a la que he tomado excepcional cariño en poco tiempo. A la gente se la toma cariño con el tiempo, la convivencia, el roce, las conversaciones, las distintas coincidencias o sus actos. Con Blanca, vistos lo exiguo del tiempo que nos conocemos y el respeto que siento por las personas de su categoría, han sido principalmente éstos últimos los que me han hecho esperar que no se aleje en exceso de un servidor. Para muestra, valga un botón. Es un placer subir algunas fotos del último viaje que B. hizo con médicus mundi a Burkina Faso, para operar -de gratis, se sobreentiende- de cataratas a los que no podían permitírselo, que eran muchos. Me encantaría plasmar todo lo que me ha contado sobre cómo los propios habitantes sentaban prioridades de espera basadas en la utilidad para la comunidad de los candidatos, los milagros de la ciencia, los niños, los no tan niños, los colores, los mercados... pero no puedo (o quizás, me lo quiero guardar para mí). Baste concluir pensando en los distintos modos en que gastamos las vacaciones, y en que no siempre el Todo Incluído en el Resort de Cancún es lo que más paz nos da. Gracias por las fotos, Blanca, y un besote.

miércoles, 7 de enero de 2009

Vuelta

Feliz año. Propósitos de nuevo año: todos. Lo único que necesito es fuerza, ánimo y sueño para cumplirlos. Uno de ellos es no volver a dejar este blog callado por tanto tiempo. Hasta José me ha pegado un toque, así que... Estas vacaciones me han dicho dos cosas que no quiero olvidar: que durante las Navidades sólo los niños pueden ser enteramente felices, porque sólo ellos no tienen nada que añorar, y que lo importante de los años nuevos es que las cosas buenas no cambien. Creo que ambas personas tienen razón. Este va a ser un año de cautelas, de cautos y de comienzos de miedos que hasta hace poco eran meras conjeturas, pero siempre hemos salido adelante y todos sabemos el único problema que no tiene solución, así que de aquí a 365 días lo único importante es que todos sigamos aquí.
Espero que los reyes -que no son los padres, por mucho que el siglo XXI se empeñe en hacérnoslo creer- se hayan portado bien. A mí todavía no se si me han traído la serenidad que les había pedido: habrá que verlo a lo largo del año. Os dejo una lista de cosas de las que tendría que haber hablado y no hablé, aunque nunca es tarde.

Gaza
La esperanza
La desesperanza
Los miedos
Las refinanciaciones
Los plazos de las hipotecas puente
Los cepos de osos
Los cepos de personas
Las minas de racimo
Los racimos de minas
Las tierras de nadie
La cobardía
Las avestruces, sus cabezas, los agujeros en el suelo y el peligro que no desaparece
La imposible serenidad
La imposible paz
Los que no nos olvidan
A los que no olvidamos
Los papis adoptivos
La Navidad
La feliz Navidad
Los belenes
Los árboles
Los niños
Los recuerdos de los niños
Las memorias de los mayores que fueron niños
Las memorias de los mayores que nunca fueron niños
Las memorias de los mayores que nunca pudieron ser niños
Las memorias de los niños que no llegaron a mayores
El egoísmo
El egoísmo intencionado
El egoísmo conscientemente culpable
El egoísmo sin más
Cristo, el Che, Passy y otros pelanas célebres
Madoff, Manson y demás mitos diabólicos
Las pobrezas
Los responsables
Los irresponsables
Los presentables
Los impresentables
Los egos
Los egómetros
Lo que quita el sueño a ciertas personas
Lo importante
Lo verdaderamente importante
La familia
La infancia
John Dunne
Las únicas patrias
Itaca
Las sirenas
Los Ulises
Las metas
Los sueños
La realidad

P.S.- Juan, Lucano, Leonor, José, ISY y los que alguna vez me habéis honrado comentando en este blog: volved a hacerlo, pues ya se resolvió el problema con la publicación de los comentarios. Lo que escribais, como siempre, será inmediatamente publicado, para nuestra satisfacción