jueves, 30 de octubre de 2008

Carta a quien no conozco

Llevo buscándote toda la vida, y aún no te he encontrado. Escribo estas líneas para dártelas cuando te encuentre porque, cuando las leas, sabrás que es verdad todo lo que te haya dicho, que no será ni más ni menos que esto, lo que siempre he sentido sin saber por quién. Llevo toda una vida sin saber completamente quién soy y, sobre todo, sin saber para qué estoy aquí. Busqué la felicidad en la satisfacción de mi ego. Leí hasta dudar de mi propia capacidad para seguir leyendo, para darme cuenta de que somos lo que somos sin necesidad de saber por qué lo somos, pero que no podemos ser nosotros sin saber para qué existimos. Analicé cada músculo y tendón, cada órgano y estructura, para darme cuenta de que estamos hechos para vivir y seguir vivos, pero no pude saber para qué tanto empeño en que vivamos. Busqué en todos los sitios, pregunté, leí y, al final, volví al mismo sitio. Y cuando comprobé que de tanto avanzar había vuelto al principio, me di cuenta de que nuestra existencia es, como la Tierra, un círculo en que todo vuelve a su principio, en que nacemos sin saber para morir preguntándonos, en que nacemos sin andar para morir tumbados, y donde nacemos con una bocanada para acabar, al final, con un suspiro. Y si al final no somos sino lo que éramos al principio, es porque nunca acabamos, porque nunca morimos. No recuerdo cuando nací, y no me daré cuenta cuando esté muerto, con lo que, para mí, soy eterno. Y así, es eterno el hombre, cada hombre, porque cada uno de nosotros tiene un mundo entero particular formado por sus percepciones. Y por eso no hay un solo mundo: hay tantos mundos como seres hemos vivido en él, con lo que el mundo será infinito en nosotros, también infinitos. No hace falta buscar el infinito en las fórmulas matemáticas, cuando está en cada uno. Y si somos infinitos, si no morimos nunca salvo en las percepciones de otros que para nosotros habrán dejado también de existir. Si somos infinitos y somos creadores con nuestra imaginación, ¿qué nos queda, sino pensar para qué lo somos? He pasado toda mi vida sintiendo, y lo que más he sentido es amor: amor por unos padres que representan todo lo bueno; por un abuelo que me enseñó a reflejar lo que pensaba, en papel y en corazón. Amor por las mujeres que me acompañaron. Amor por un Dios que me creó en mi limitada infinitud y en la posibilidad de percibirla. Amor en general y en particular, amor que se traduce en la necesidad no sólo de agradar para ser amado, sino en la necesidad también de tener alguien a quien amar. Y ese amor que duele para llenarnos, que nos llena para doler; que nos hace sentir felices cuando nos acecha la tristeza y que a veces es también la tristeza misma, puede que sea el mismo Dios. Percibimos a Dios cuando somos felices y cuando estamos tristes; concebimos a Dios como creador, como lo que nos llena y nos acompaña; como quien lo llenó todo cuando no había nada, como quien estará ahí cuando no quede nadie, quien nos acompañará en nuestra soledad; quien nos aconseja gratuita y sabiamente y, con su sinceridad, es capaz de hacernos ver cuándo hemos errado para que nos corrijamos y, así, mejorar. Ese Dios que no está sólo fuera sino que lo percibimos también dentro de nosotros en la propia existencia de una conciencia, que se escinde de nosotros para decirnos lo que hemos hecho mal. El amor que todos tenemos la necesidad de sentir y dar, el vacío que todos hemos sentido alguna vez, la innegable percepción de que hay algo más, y de que sólo el amor lo llena, puede que sea aquello que llamamos, en nuestra finitud, Dios.

jueves, 16 de octubre de 2008

Villancico Olabidea ¡¡¡NUEVO¡¡: "Llega Gaspar"

Pido, ruego, suplico, imploro, me arrodillo, me arrastro... ante quien me consiga un puesto de lo que sea en este Colegio. Que alguien oiga mi clamor que, de profundis, va dirigido a compartir, siquiera un mesecillo, mi vida con estas señoritas tan simpáticas, ocurrentes, dinámicas y... y... No encuentro palabras, de verdad, pero mataría por ser ese gaspar que, con el lógico rostro de satisfacción, se pasea, poderoso y sabedor de las envidias que provoca, entre sus niñas: debe ser el portador de la "oveja naranja" del año pasado. El Master del Universo, el puto amo, el ídolo de multitudes... ¿se puede opositar a Rey Gaspar del Olavide?

martes, 14 de octubre de 2008

dueños de nuestroa actos y esclavos de sus consecuencias

Somos libres para optar por hacer -o dejar de hacer- lo que nos apetece, pero esos actos u omisiones nos encadenan, esclavizándonos, a sus consecuencias. El orgullo mal entendido, la dignidad estúpida (cosa distinta de la estúpida dignidad), el despecho, los sempiternos e infructuosos intentos de dejar las cosas "bien claritas" desde el principio y similares motivos son, si no legítimos, sí posibilidades, opciones a escoger. Pero nos esclavizan y nos obligan a ser consecuentes. No coherentes, concepto quizás más global: consecuentes. De modo que aliento a todos a que no intenten cambiar a los demás, ni siquiera corregirles. Sentémonos, hablemos, comuniquemos aquello que nos duele a la otra persona, y esperemos. Y si la cosa no va, cojamos el petate y, sin ira pero también sin marchar atrás, larguémonos. Consejo de amigo y, hasta cierto punto, de amante. Bona tarda, que dirían la Timonaca y el Quim.

domingo, 12 de octubre de 2008

... Acabo de ver...

... las fotos de Juan Antonio, Georgina, Cabañaco, el Moreno y los peques, Ibañez, Timonaca, Fernando, Dani, los gemelos derechosos, Jesús, Angel, Lusito, Vicente, Juanma, el tomellosero, Eva, la yaya, Jesús el regis, Javi, París, Joaquín y Rakesh en la India, mi ahijado, mi hermano, Boston, Silvia, Sara y su colonia falsa, el piso reformado, todo el cine que me queda por ver, la mejor juventud, Eva, Paco, Mrs. Miller, el Real, Battiato, los papis adoptivos, los de verdad, Quim, Montse... y anda que no me quedan cosas por ver, hacer, sentir y amar. Buenas noches a todos.

La tristeza que queda

Son las cuatro de la mañana del domingo. Acabo de volver de estar con alguien a quien, en su día, quise más que a nadie. Alguien con quien, en su día, hice, por primera y única vez, planes de familia, de hijos, de no cansarnos nunca el uno del otro... y en su día se acabó. Y hoy nos volvimos a ver, y me dí cuenta de dos cosas: de que las heridas sí cicatrizan, y de que si bien nunca vuelven a sangrar, supuran tristeza. Una tristeza tan profunda, tan triste y desarraigada, que no deja ni llorar, que no nos permite volver a mirar a quien en su día amamos, pero no por volver a amarla, sino por el dolor de darnos cuenta de cómo, hasta el amor, se pierde, también, para siempre. Estoy sólo, en la cama de mis padres, y hoy mataría por tener a alguien conmigo. Y hoy, sólo hoy, daría amor físico para que alguien me devolviera cariño. Miro el móvil y creo, espero, que alguien sí podría estar aquí. Pero sería tan injusto: tan ruín, tan canalla, que dormiré sólo, para poder mirarme por la mañana al espejo y, por lo menos, no encontrarme a un hijo de puta devolviédome la mirada. Miro él móvil, lo vuelvo a conectar, pero para escuchar las últimas frases de Roy Batty y darme cuenta de que la vida, también, es dolor. E incomprensión. Y rabia al ver cómo se nos castran sueños antes de que se hagan realidad. E indignación al ver cómo siempre amamos a quien menos lo merece. Hoy hasta Dios se ha puesto en contra de este encuentro. No creo en quienes ven en la lluvia, en los sitios que acaban de cerrar, en los taxis que no se encuentran... signos adversos. Pero esta noche, de todas las noches y por única vez en mi vida, sí creo que Dios firmó con seudónimo, y utilizó las circunstancias como indirectos representantes para decirme que lo que acabó, acabó; que la vida sigue maravillosamente y que en este mundo y en este futuro que lleva comenzando todas las mañanas desde hace dos años, hay otra gente, maravillosa, dulce y que nos quiere o nos querrá. Lo que duele no es el dolor, sino la tristeza, y la necesidad de ser coherentes con unos ideales que hoy, siquiera hoy, me obligan a dormir sólo. Sigo escuchando a Roy Batty diciendo que es hora de morir al tiempo que deja volar la paloma y Deckard le observa apagarse, con su pelo rubio resbalando lágrimas de lluvia y vuelvo, una vez más, a extender mi brazo izquierdo por la cama, y encontrarla vacía. Y escucho a Bruno Ganz en el cielo sobre Berlín tomar la cabeza del moribundo e insuflarle, para que parta en paz, las últimas imágenes de patatas, embarcaderos, cruces del sur, lejanos Orientes, el gran norte, el salvaje Oeste, el gran lago de los osos, la isla de Tristán de Cunha, el delta del Mississipi, Stromboli, las viejas casas de Charlotenburg, Albert Camus, la luz de la mañana, los ojos del niño, nadar cerca de la cascada, las manchas de las primeras gotas de lluvia, el sol, el pan y el vino, dar saltos, la pascua, los nervios de las hojas, la hierba que fluye, los colores de las piedras, los guijarros del lecho del río, el mantel blanco al aire libre, el sueño de casa en casa, los que duermen a nuestro lado,la paz del domingo, el horizonte, el resplandor de la luz en el jardín, volar de noche, andar en bicicleta sin manos, la belleza desconocida, mi padre, mi madre, mis hijos que np son pero serán... y se que puedo plasmar en este blog-refugio todo lo que sienta, todo lo que llore, porque ella nunca leerá estas líneas, ni se preocupará nunca por saber quién era Bruno Ganz o dónde estaba el Shangri-La. Y entonces recuerdo por qué lo dejé, y por qué estoy triste. Y por qué lo que nunca fue nunca podrá ser, por mucho que nos empeñemos en querer verlo donde nunca estuvo. Y por qué al fin, la conciencia de cómo la belleza nos hace ver luces y colores donde no hay sino grises o negros nos deja, si no vacíos, sí secos y con sed: o mojados de lluvia que no seca. Con los ojos borrosos de lo que nunca debimos ver. Con ganas de volver y hundirnos entre papá y mamá, como hace tantos años. Sólo que papá y mamá ya no pueden estar, y los peluches ya no son de peluche, sino de corazón.

viernes, 10 de octubre de 2008

Mortal y Rosa. Francisco Umbral

En esta mañana gris pero blanca, en que todavía el estado de ánimo no se me acaba de definir (más por cansancio que por otra cosa: ayer fue una velada buenísima), os regalo un trocito del mejor libro de alguien que hace poco que falta y al que, quizás, se le echa un poco de menos. Mortal y Rosa es uno de esos productos del ser humano que no es que llegue al corazón, sino que parece que salió del corazón de cada uno de nosotros. Es como si Paco hubiera buceado en lo que siempre quisimos decir pero nunca supimos cómo, y lo hubiera sacado a la superficie en la forma más perfecta y bella posible.

"Sólo encontré una verdad en la vida, hijo, y eras tú. Sólo encontré una verdad en la vida y la he perdido. Vivo de llorarte en la noche con lágrimas que queman la oscuridad. Soldadito rubio que mandaba en el mundo, te perdí para siempre. Tus ojos cuajaban el azul del cielo. Tu pelo doraba la calidad del día. Lo que queda después de ti, hijo, es un universo fluctuante, sin consistencia, como dicen que es Júpiter, una vaguedad nauseabunda de veranos e inviernos, una promiscuidad de sol y sexo, de tiempo y muerte, a través de todo lo cual vago solamente porque desconozco el gesto que hay que hacer para morirse. Si no, haría ese gesto y nada más.
0Qué estúpida la plenitud del día. ¿A quién engaña este cielo azul, este mediodía con risas? ¿Para quién se ha urdido esta inmensa mentira de meses soleados y campos verdes? ¿Por qué este vano rodeo de la muerte por las costas de la primavera? El sol es sórdido y el día resplandece de puro inútil, alumbra de puro vacío, y en el cabeceo del mundo, bajo un viento banal, sólo veo la obcecación vegetal de la vida, su torpeza de planta ciega. El universo se rige siempre por la persistencia, nunca por la inteligencia. No tiene otra ley que la persistencia. Sólo el tedio mueve las nubes en el cielo y las olas en el mar".

Gracias, Paco, y por mucho que quisieras, nunca tuviste tan mala leche, al menos, con las personas (con Otro quizás tuvieras razones para estar enfadado, pero a estas -y esas- alturas ya habreis hecho las paces)

jueves, 9 de octubre de 2008

Un pajarito me ha dicho...

... Que Doña Leonor se ha metido por estas páginas. Pues un beso, Señora de C., y eres bienvenida siempre que quieras y puedas. Con gente así da gusto.

lunes, 6 de octubre de 2008

Joaquín en "Madrileños por el mundo"


Ahí está mi Joaquín, y ahí estuve yo. Podreis pensar que es un poco escéptico, un poco distante con las tragedias que le rodean... pero es la única manera de sobrevivir indemne, sin volver a los diez días con depresión. Los 11 días que yo estuve casi acaban conmigo a nivel emocional. Joaquín lleva ya casi un año, y los que le quedan (aunque ahora está aquí, con su Lauren, en casita: lo mínimo que puedo hacer para devolverle todos los detalles que tuvo conmigo en Delhi).

miércoles, 1 de octubre de 2008

Tributo a Elva Miller (Mrs. Miller)


Ahora que el que suscribe acaba de lograr abono nominativo a la temporada de Opera del Real, y con permiso de la asociación de Amigos de la Opera, este blog no puede -ni debe- olvidar a Mrs. Miller, una de las diosas del Bel Canto -y de lo que la echaran-, poderosa voz sólo igualable a la de la Divina en Arte, y a Leonardo Dantés en cara. Me la descubrió el Sr. Francisco Miñarro en una de nuestras sesiones del Berlín, y desde entonces me ha acopmpañado en los buenos y no tan buenos momentos. Desde aquí, mi sentido homenaje.