domingo, 21 de octubre de 2007

Tempus fugit


Somos animales perdidos en un tiempo prestado, desconociendo si nos lo prestó Dios, para cumplir una misión infausta, o si nos lo regaló la naturaleza, simplemente para vivir y cumplir su egoista círculo de vida, muerte y abono orgánico. Lo cierto es que ese tiempo pasa, y con cada suspiro, cada segundo, cada parpadeo, nos alejamos del principio y nos acercamos, paulatinamente e inevitablemente a la necesidad de realizarnos, o de rendir cuentas ante el tiempo. Y por mucho que se demuestre que el tiempo no es lineal, que hay más de una dimensión del tiempo, eso nunca llegó a detener la hoja del segador. Y por mucho que intentemos reducir la vejez a una mera cuestión de oxidación, y la muerte a un trasunto necesario y natural, lo cierto es que un día dejamos de estar. Y algunos rezamos para que, de algún modo, las ausencias que vamos experimentando, no sean más que una ilusión que un nuevo ciclo borrará de nuestra memoria, para restablecer la eternidad. Y otros teclean "555 polihoróscopo" a las cuatro de la mañana, copiando en sus móviles una referencia de la Televisión provincial, exactamente con la misma esperanza con que otros acudían a Delfos, para que los oráculos que nunca dejarán de existir les proporcionaran las respuestas que sus espírit saben, pero que nunca podrán aceptar. Y en la India, la reencarnación es más eficiente que el grano para satisfacer un hambre de justicia que se tomará su revancha en el próximo ciclo histórico-económico, allá por el 2050. Y así, el ser humano intenta limitar o postergar su cita con la eternidad, buscando un más allá que sólo se descubre una vez hemos traspasado ese umbral. Y mientras tanto, unos viven, y otros no. Y unos construyen, otros destruyen y otros, simplemente, consumen aire y ocupan un espacio en el tiempo. Y unos intentan luchar contra su finitud temporal a través de la procreación, otros a través de las gestas (o los asesinatos en masa, que a veces parecen lo mismo) y otros, engañando a la memoria colectiva, para vivir siempre no siendo olvidados nunca. Somos manchas en el tiempo, microorganismos que el ojo del universo no logra distinaguir de la superficie de un planeta, también minúsculo, en una constelación de una galaxia de un universo infinito. Pero puede -sólo puede- que seamos el único planeta de todo el Universo en que pudimos haber nacido, y puede -no, no sólo puede: es así- que este universo tan infinito naciera de una pequeña mota, de tanta intensidad y magia, que no pudo aguantar estar sóla en la nada, y reventó, convirtiéndose en eternidad, en esperanza, en lágrimas que alimentan sedientos, en millones de granos de arena en millones de playas en que millones de actos de amor crean millones de vidas cada uno de esos segundos que constituyen cada vida. Y por eso puede que cada uno de nosotros equivalgamos a millones de constelaciones en que no pudo ni podrá haber vida, y por eso cada segundo de cada ser humano es único en toda la eternidad. Y quizás por eso este Universo a quien algunos llaman Dios esté tan empeñado en que sigamos vivos, en que nunca lleguemos a consumar el humano empeño de aniquilarnos ciclicamente. Quizás, sólo qui´zas, porque cada uno de nosotros, y cada segundo de nosotros, sea único y perviva en la memoria del universo para siempre. Aprovechad cada segundo porque, aunque llegue el momento en que no lo podais recordar, siempre habrá alguien, y todo un universo, que nunca lo olvide.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Me llaman el marino
porque dicen que tengo una novia en cada puerto.
La verdad es que nadie me espera,
ni tengo donde caerme muerto.
Y de cama en cama, y de regazo en regazo
lo que de verdad busco, y siempre se me niega
Es un cobijo, un te quiero, un solo abrazo
Y al final, entre buque y buque, bandera y bandera,
Cuando marche para siempre, no quedará ni un recuerdo.
Me llaman el marino, porque huelo a aventura
Cuando la más importante, la única que deseo
es música, que ya quedará siempre sin partitura
Y por mucho que pretenda esconder cómo realmente me veo
La verdad es que un día devine un perro que ya sólo aúlla.
Me llaman el marino, y aunque navegué muchos buques,
Y puede que hiciera historia,
Sólo deseo que me escuches,
Para no morir, siquiera en tu memoria.

(Buenas noches a todos, y que vuestro insomnio sea por causas que valgan realmente la pena)

martes, 9 de octubre de 2007

De la posibilidad de escapar a la naturaleza

A raíz de un reciente curso en León se confirmaron mis más oscuras sospechas: no podemos escapar a la naturaleza y sus leyes, del mismo modo que no podemos sustraernos a la envidia, el egoísmo, la vejez o el exeunt omnes. Elliott, el gran Dios del análisis bursátil, no hizo sino lo mismo que hicieron los que examinaban los copos de nieve, los nautilus, los helechos o las grandes obras de la pintura. Newton no sólo descubrió la ley de la gravedad, sino que se atravesó el centro del ojo con una aguja, para descubrir el nervio óptico y comprobar que la proporción del ojo humano encierra la misma relación que los brazos, la nieve, los helechos, los abetos. La proporción aurea subyace no sólo a la belleza: impregna lo minúsculo para trascender y regular las reacciones mismas de los mercados bursátiles, los bulk markets, hasta el punto de poder prever al céntimo los soportes y resistencias de los distintos impulsos bursátiles. Usando el Visual Chart para comprobar los gráficos del mercado continuo –media horita para hacernos una impresión de todos los valores-, una vez identificado el comienzo del segundo impulso –superación de un segundo lateral-, no hace falta más que trazar una línea con 0,68 y 0,32 y operar sobre las variables resultantes. El resto, apalancarse con lo que se disponga y recurrir al Hanseatic Brokerhouse para CFD’s. Y esto ya lo suponía Fibonacci, y los matemáticos griegos, y el rostro de las vestales. Nunca podremos escapar a lo que somos, por mucho que corramos, y las novedades se agotaron, hace mucho, cuando el mundo se creó.

jueves, 4 de octubre de 2007

Sin comentarios

Bienvenida

La vida, además de cruel, puede resultar en ocasiones gratamente curiosa y casual. A raíz de unos comentarios vertidos en conversaciones de esas distendidas, de las que se dan compartiendo un café, un agua con gas o un pincho de tortilla, he aquí que un pequeño grupo de personas a quienes aprecio, tanto humana como profesionalmente, han venido a dar con el blog de marras. Con uno de ellos, me he comprometido a enseñarle cómo confecionar blogs -mala cosa, porque es imposible competir con él y me va a quitar todo mi público-. Otro, a su vez, me está regalando parte de su tiempo para enseñarme cosas que no sabía -y ahora sí, gracias a él- sobre lo que ocupa mi jornada laboral; eso, además de compartir profesión, conversaciones de buceo y afinidad con la trilogía del Padrino (en especial, su banda sonora). Respecto al tercero... Ya sabe él quién es. Pista: dame un pasaporte, Danton, que me voy a los USA a forrarme con el ladrillo y a vivir como un príncipe -en Benevento- (lo de Chateaubriand, el vicio y el crimen, ya está muy manido como pista para saber de qué Carlos M. hablo). Un placer teneros por aquí, y sabeis que lo digo en serio.
P.S.- Por cierto, pego el URL de un blog verdaderamente magnífico, sugerido por Ignacio (se agradece, aunque no se esperaba menos): http://confrontationright.blogspot.com/

L.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Hay gente que en poco tiempo deviene tan importante en nuestras vidas, que con el día a día olvidamos el privilegio que supone compartir momentos y trabajo con ellos. Esa gente, una de las cosas que merece, es que se respete su dolor. Por eso termino en esta línea. Pero llenaría todo el espacio de Internet con tal de aliviar, siquiera un segundo, todo el inmerecido e incomprensible sufrimiento que la vida a veces, repentinamente, nos provoca. Estamos aquí, contigo, acompañándote. Y sabes que todo el mundo te quiere, Maestro.

Recuerdos de la Mercé








Gracias, como siempre, a Juan, Montse, Sara, Carles, los papis adoptivos, Ana, las voces de Aragorn y Amidala, Mercedes y sus hermanas, el Champanyet, el gran Peret y a la Mercé, por hacer posible festejar todos los años que, hace 7 otoños descubrí todo un nuevo mundo. Y lo tenía a una hora de avión.

Chotis en Barcelona


Un buen día nos despertamos, y nos habíamos olvidado de pensar por nosotros mismos. Un buen día nos dimos cuenta de que nos habíamos dejado el espíritu crítico en algún lugar del sueño de la noche anterior, donde murió, junto con la inquietud por desarrollar nuestras propias opiniones. Y delegamos en los gurús de la opinión pública, quienes comenzaron a decirnos qué pensar. Y pensando, no quedaba sino actuar en consecuencia, pero con las opiniones de ellos. Y dejamos de esforzarnos por buscar las verdades que, agazapadas o escondidas, como los bolets en los bosques de Vallvidrera, sólo asoman cuando se los busca con esfuerzo, ahínco y cariño. Pero al dejar de pensar dejamos de ejercitar el cerebro, y quien deja de ejercitar el cerebro comienza a pensar con el estómago, con el vientre, con el sexo, con los puños. Y así, las cabezas que pensaban se convirtieron en cabezas que ahora asienten, y las manos que asían el bic, el libro o la mano de otro, se cerraron haciéndose puños alzados, y las piernas que buscaban otros horizontes se convirtieron en máquinas de aplastar a los caídos. Y los ojos que veían se convirtieron en tontas máquinas de ver tontos programas, tontas letras escritas por tontos esclavos de quienes no tuvieron más ideal que el poder, con independencia del signo, del partido, del color. El poder no tiene siglas, sólo dueños que, admitámoslo, nunca cambian. Lo que pasa es que para que haya cuatro listos, tiene que haber cuatro millones de tontos. El problema es que la verdadera libertad sólo se da cuando se conocen todas las opciones posibles; si sólo se nos hace creer que no existe más que el blanco y el negro, perderemos los grises y el infinito de colores que convierte a cada cosa, a todas las cosas, en parte del universo, en parte de la luz. Pensemos por nosotros mismos, pensemos en libertad, y busquemos la libertad en la diversidad, en la pluralidad, en toda la riqueza de opciones. Y eso, señores, no se consigue leyendo un solo periódico, oyendo una sola radio, entrando en un solo blog. La verdad, como la verdadera belleza o la dulzura, se ensalzan cuando se las pone al lado de la mentira, la mezquindad y la acritud. Y no hay cosa peor que pensar que todo lo que dice el líder, el jefe, el presidente o el amo, es la verdad absoluta. Y los ataques vendrán de ambos lados para aquellos que defiendan la verdad sin fanatismos. Pero eso no es sino el mejor testimonio de que, esta vez en serio, nos estamos acercando al umbral de la verdad.