jueves, 24 de enero de 2013


García-Alix, los moteros, el calavera de Alfonso López de Letona y los budines de plátano

Algo tengo que haber hecho bien en una vida pasada, porque tardes como la de ayer no las he llegado todavía a merecer. Quién me hubiera dicho que me pasarían las horas hablando con el mejor fotógrafo español vivo (y muerto) sobre motos, moteros, posters, checas, quintacolumnistas, aristócratas recontraespías, Pedro Luis de Galvez, los discursos de García Oliver, los suicidios de los republicanos que esperaron infructuosamente en Levante los barcos que les llevarían al exilio, la fortuna de los March y asimilados, el clero de la época, los diversos pistoleros (a sueldo y "por principios", de la patronal y anarcosindicalistas...), las fases de toda investigación documental, las propiedades del budín de plátano ecuatoriano, las maravillas de Estambul, José Tomás, la manera en que se desdibujan los planos...

hay gente que no deja de asombrar y, a estas alturas de la película, ya no pueden evitarlo.

Gracias, amigo, y que haya muchas más.

miércoles, 9 de enero de 2013

Delicias culinarias no tan conocidas (I): las hallacas


Inaugurando sección con los ánimos de todo comienzo de año, intentaré ir plasmando las delicias culinarias que vaya encontrando por esos mundos de Dios o se me vayan ofreciendo al paladar, dejando de lado las propiedades que para cada uno de nosotros tienen la tortilla, las croquetas o los platos de cuchara de nuestras respectivas mamis.

He de confesar que iba a comenzar con los molletes del Diverxo, el Mutton Rara del Moti Mahal, el butter lobster del Swagath de Gurgaon o los picatostes de los hermanos (ansiados por VP's de Morgan Chase), pero el reciente detalle de uno de mis mejores amigos me ha impulsado a alterar la prioridad por razones emotivas, y comenzar con las hallacas, plato venezolano de Navidad similar sólo en apariencia a los tamales, y cuyo descubrimiento no me cabe otra cosa que celebrar. De preparación concienzuda, la cubierta de harina de maiz recubre una sabia mezcla de carnes, verduras y especias equilibradamente sabrosa, cuya única desventaja es que como tengas más de una en la nevera, no hay quien te pare pues, encima, no llenan (aunque nutren, y mucho).

Gracias al autor del descubrimiento y espero que, en breve, me proporcione otras 5

(me voy a comer, que me ha entrado hambre)

El viaje a ninguna parte de España

Somos los cómicos de la lengua del viaje a ninguna parte: viviendo al día, compitiendo con las nuevas tecnologías e incapaces, actores de teatros de mundos, de adaptar nuestras actuaciones a los nuevos medios de comunicación, más veloces que la luz, más fugaces que copos de nieve al principio de primavera.

Y al final, siempre terminamos caminando de un pueblo a otro bajo la lluvia, intentando sobrevivir como humanos a la par que nos disgregamos como compañía.

Somos un teatro eterno de caminos, que pervive dando boqueadas que son siempre las últimas; yendo a partido del resto de Europa y cejando en el intento de hacer primeros papeles para suplicar que nos dejen hacer aquellos, secundarios, que nunca hubieramos debido abandonar, ahora a cambio de migajas.

Nacidos en una carreta de cómicos, nos trasladaron accidentalmente a Hollywood, y nos cagamos en el padre de los hermanos Lumiére cuando nos abrieron los ojos a la realidad, que nunca había dejado de serlo. Y no confundimos dignidad con confort, aunque no nos alimente: ni a las emperatrices de Lavapies. Y nunca estrenamos comedia con grandes actrices o Daniel Otero, ni nos han dado mas de una frase en este Teatro de décadas. Creímos nuestras las vidas de otros, fuimos amigos de Rabal y Mistral, y frecuentábamos cada mañana el café Gijon, a ver si caía algo. Inventamos Columbas Domínguez, chinos altos y Stanleys pobres que la gente, por caridad o pena, nos decía que recordaba.

Y al final, como siempre, la pena.

D.

PS.- Gracias, Sara, por recordármelo