jueves, 28 de febrero de 2013

Nada como una lavativa...


Señores, ni Dukan, ni Activia ni peras en vinagre: estos tres días he descubierto, muy a mi pesar, las propiedades adelgazantes del periodo de preparación, bien para una urografía, bien para una colonoscopia.

3 kilos, 3, que ha perdido el nene.

Primer y segundo día: dieta baja en residuos (debe llamarse así porque es en lo que te convierte): solo pescado o carne hervidos/a la plancha, pasta, caldos, galletas sin fibra y líquidos sin gas. Obviamente, ni una gota de grasa o salsas: prueben Uds. a tomar fussilis a pelo. Y el tercer día, dieta estrictamente líquida: uséase agua, cafe, te, zumos o caldos (eso sí, estos filtrados, no sea que se cuele alguna partícula nutritiva, vaya por Dios).

Lo expuesto ya bastaría, de por sí, para tumbar a un comilón como el que suscribe por toda una semana. Pero es que falta la guinda, consistente en que, a las 13:00 y 21:00 horas respectivamente del día inmediato previo a la prueba, uno debe tomar dos frascos enteros de lo que aparenta ser un inocente jarabe, de gusto más que asqueroso, seguido de todos los vasos de agua/zumo que se pueda meter al riñón(en mi caso, fueron 3). Jarabe sobre cuya verdadera naturaleza el maravilloso prospecto de "régimen de vida previo a la prueba" no te avisa, guardando traidor silencio, el hijo de su madre.

Y con razón: el puto jarabe es una lavativa de caballo (más bien dos: una a media mañana, y otra al final de la tarde, para dormir con pañal), hasta el punto de que el propio prospecto -que te precipitas a leer en cuanto notas los primeros ruidos intestinales, no sea que estés sufriendo una reacción alérgica imprevista- establece, literal y taxativamente, que "DEBE permanecer cerca de un aseo después de tomar este medicamente". Y tan cerca. Y no solo "después". Como que me tomé el brebaje diabólico con el mayor de los ánimos y, mire Ud, que no es que permaneciera "cerca" del aseo: es que permanecí "en" el aseo en cuanto fui capaz de arrastrarme hasta casa (by the way, ya sé por qué Charlot caminaba como caminaba). Desde las 15:00 hasta las 01:00 mi minúsculo habitáculo de higiene personal se convirtió en mi nuevo hogar, donde descubrí multitud de cosas, v.g.: a) las maravillas de las toallitas del mercadona; b)sí, puedo estar un día entero sin comer, si cuento con las suficientes distracciones, y c) que me esperen sentado para la próxima prueba de estas.

Manda narices

Nuevo Adonis

martes, 19 de febrero de 2013

Mi final ideal de la bella durmiente

... El príncipe azul bajó del caballo. En el momento en que se acercó a la bella durmiente, supo que nunca más se separaría de ella y, contemplando sus dulces labios, entreabiertos en una eterna esperanza, se quitó la capa,se sentó a su lado y comenzó a besarla, en el beso más dulce, largo y eterno que se haya visto nunca.
Y la bella durmiente no se despertó: alguna parte de ella sabía que ese era el momento más feliz de su vida, y que no habría otro igual, por mil años que viviera, por mil años que esperara. Por lo que no se desperto, limitándose a recibir -y recordar- el beso de amor más bello que recibiría en su corta -o larga- vida.
Y así siguieron, besándose, alimentándose el uno del beso del otro. Y pasó la tarde, la noche y el alba. Y pasaron los días, las semanas y los meses. Y el año se hizo década y la década se unió a la madurez y a la vejez. Y envejecieron juntos, y seguían unidos en ese primer beso.

Hasta que llegó un día frío. Ese día el príncipe separó sus labios de su amada: se levantó, con articulaciones ancianas rotas de artrosis y atrofia, se enderezó como pudo, apartó levemente a la bella de su lecho de cristal -lo justo para caber a su lado-, y se tumbó de lado. Abrazó a su amor y expiró.

y cuando dejó de notar su aliento acompasado, bella abrió los ojos. Cambió suavemente de postura sin incorporarse, poniéndose también de lado -justito justito simétrica a su príncipe-, le besó en frente y ojos, volvió a cerrar los suyos y abandonó ella también esta vida para adentrarse los dos, cogidos de la mano, en la Eternidad.

L.

(porque también queda belleza)

martes, 5 de febrero de 2013

Delicias culinarias no tan conocidas (II): el paté de lechazo churro


Descubierto a mis papilas gustativas por el inefable Juan Fernando, junto a cierto paté de 90% de foie trufado, es el mejor paté que he probado (Perdonen Uds. por la rimota fácil). Y lo mejor: sabe a lechazo con el rotundo sabor de aquello que no tiene más remedio que ser de manufactura natural.

Es curioso cómo los buenos alimentos, pase el tiempo -y las modas- que pasen, siempre mantiene una peculiar estética compuesta de un tercio glam, un tercio seventies y un tercio visualmente asqueroso que traicionan la calidad de lo verdadera y perennemente bueno: desde los gusanos del queso de Cabrales pasando por el negraco del verdadero ibérico patanegra (no la pez con que a veces los listos tiñen las pezuñas), los pelus del tocín con pelus o el interior de erizos, centollos y cabezas carabineras: no falla. Y por mucho que los gurús de ciertas agencias de publicidad intenten resucitar y hacer valer lo que ellos consideran "estética rústica gastronómica", nunca estarán a la altura de las latas de chinos del Cola Cao, los sobres de los flanes chinos, el osito de mimosín y tantos otros productos de estética y colores filocasposos impresoso a mor de calidad en nuestros subconscientes.
Gracias a Dios, estamos volviendo -y pagando- el jamon cortado a mano y a la vista frente a las perfectamente milimétricas lonchas de jamones malos, malos, malos, tristemente envasadas por monstruos de metal para grandes superficies, sin puntos de sal ni entreveraditos.

Ejemplo patente de este fenómeno es la lata del patédelechazodejuanfernando (una sola palabra): ese verde... esos dorados... esa peazo cabeza sonriente, cuasi-barroca del lechazo a modo de etiqueta y orgullo, gemela ignorada de la vache qui rit.... Que se quiten los anuncios de BMW, señores.

Y como no podía ser de otro modo: peazo paté, y peazo amigo que me los suministra con la misma regularidad con que le pongo yo encima de su mesa los libros que integrarán, algun día, el ala LFA de cierta biblioteca.

Juan, prepárate a contratar trailers el día que me vaya :-)

D.

Próxima entrega, y sin menoscabar el -mi- mollete Diverxo: cruceta de Béjar vs. chuleta de retinta. El combate del siglo (te odio, PR2, por habérmela descubierto)

Coriolanus, de Ralph Fiennes vs. the perfect american, de Philip Glass


Desde que vi el Titus de Julie Taymor, le cogí el tranquillo a las adaptaciones cinematográficas "contemporaneas" de los clásicos de Shakespeare. Coriolanus ha dado lugar a overturas de Beethoven en 1807 (por mucho que dicha pieza no estuviera estrictamente centrada en la obra teatral, sino concebida como un homenaje al drama del poeta alemán Heinrich Josef von Collin); ha sufrido adaptaciones teatrales de muchas estéticas y, desde el 25 de enero, ha permitido una película que me ha gustado mucho, mucho. No como el Perfect American de Glass, de bella música y buena puesta en escena, pero con un libreto más lento y ampuloso que Paco Clavel disfrazado de Luis XIV.

Afortunadamente, las adaptaciones cinematográficas de clásicos teatrales, al contrario que sus correlativas puestas en escena recientes, trascienden el escenario "minimalista", los movimientos folívoros y el epiléptico "te visto de chaqué o te desnudo toíto", y ponderan la totalidad de los medios que técnica e imaginación permiten para lograr cosas bien ambientadas y bien hechas. Con el escenario de una Roma atacada por un Ofidius (nunca mejor dicho) balcánico, Ralph Fiennes se da el lujo de entrar en el selecto club de actores que, sin haberse formado en la RADA, han contribuido a la pervivencia y reconsideración de un Shakespeare cuyas obras nunca dejan de ser contemporaneas: no por las ambientaciones, sino por lo atávico de los temas a tratar. En el caso del coriolano:

Los riesgos de la manipulacion del pueblo, y los peligros que nacen para los manipuladores cuando, finalmente, el pueblo se da cuenta de que ha sido una marioneta.
Los motivos subyacentes a quienes empujan a que otros pidan pan, sin que a aquellos les importe una mierda el hambre o la falta de techo.
Los héroes que no quieren serlo, y los mediocres que les derrocan a través de otros.
El poder de la propaganda
La cizaña, la guadaña y, al fin, el segador.
Los títeres, los hijos y las masas

... En fin, lo que viene siendo Shakespeare: el resentimiento, la venganza, les grands finales y el poder de la mujer antes del exeunt omnes.

Anger is my meat; I sup upon myself
So, our virtues lie in the interpretation of the time
The milk of the male tiger...


¿Luchamos para vencer, o para conseguir una muerte estética y, por ello, pasar a la historia?

Lady Macbeth, Tamora, la madre del coriolano... el rol de la mujer en las obras de Shakespeare solo puede asimilarse a la sombra protectora -y eternamente vengativa, de llegar el caso- de la mujer poderosa.

Temas todos, desgraciadamente, que aún hoy, siguen indiscutiblemente vigentes.

L.