viernes, 15 de julio de 2016

Pobre Niza

Siempre aprovechan cuando la gente se reune para ser feliz. Como si les jodiera, como si no pudieran aguantar un mundo con risas. Como si la felicidad les hiciera daño. Hoy han apagado los fuegos artificiales del 14 de julio en uno de los entornos mas bellos de Francia. Odian lo bello, lo que sonríe, lo que es feliz. Porque su fanatismo solo puede sobrevivir en la oscuridad.
Encendamos todas las luces. Creemos belleza y felicidad y, como todas las plagas, acabarán consumiéndose.

miércoles, 6 de julio de 2016

"la última aventura de Jan Europa", de David Gordon Delser

I

Este pasado sábado 2 de julio fue el pre-estreno en Madrid de "la última aventura de Jan Europa", cortometraje magistralmente hecho por David Gordon, el famoso director de la trilogía de las chuches. Allí fuimos Pepe y yo, invitados por nuestro querido Edmond, coprotagonista del corto, y acomodados en las butacas del cine Berlanga dedicamos 25 minutillos de nuestra vida a disfrutar de un gran cortometraje, hecho por un gran director, que deja con ganas de más. 

Podría decir muchas cosas, dada la excepcional calidad del corto, pero sinteticamente ratificar que disfruté de un buen cortometraje con mejor final, buena compañía -eso de departir con Purita Campos y su Paco no siempre se puede hacer- y buena comida en amistad. Poco más se puede pedir en este loco mundo.


lunes, 4 de julio de 2016

búsqueda

Busco en mis palabras,
y casi todas han envejecido mal.
Las buenas, me las han robado.
Las justas, me las callaron
y las risueñas, las mancharon.
Las maduras criaron canas
las viejas, las olvidé.
Las jóvenes se fueron,
y no supe cuidar de aquellas que más amé.

Ahora,
mudo,
me enfundo en mi capa de vendedor de humo
y salgo a buscarlas.
Las llamaré por sus verdaderos nombres,
-los que solo ellas y yo sabemos-,
aquellos por los que siempre responden,
y las pediré que vuelvan conmigo,
a casa, de nuevo.

Para que otra vez,
debajo de la lámpara de mi padre,
en la vieja mesa camilla donde me fueron presentadas,
volvamos a ser uno y tres
ellas, el papel y yo:
madera
vientre
humo
voz
queda
quieta
hilo
olor
vida
mes
puerta
Fin

Y qué si durmieras (Samuel Taylor Coleridge), traducción libre y continuación propuesta

Y qué si durmieses
Y qué si
en tu sueño
soñaras.
Y qué si 
en tu sueño
subieras al cielo
y, allí, arrancaras una flor
extraña y bella.
Y qué si
al despertar
tuvieses esa flor en tu mano.
Entonces, ¿qué?
-----------------------
¿la alejarías, turbado, de tu lado,
o la olerías para recordar el olor de tu sueño?
¿la apretarías 
aún con más fuerza,
-igual que cierras los ojos-
para devolverla al lugar de donde la robaste
y nunca debió salir?
O volverías a dormir
para soñar
esta vez
que bajas al infierno
y la plantas en sus páramos
rezando porque florezca en la oscuridad
y la luz rompa el fuego,
y sus cenizas sean abono nuevo
para que descansen los muertos.
Y qué si es la flor la que sueña
y tú
su sueño

Filmoteca Aligustre II: Nightcrawler y el Hijo de Saúl


El jueves, en la ya asentada noche de sesión doble con Jota, Nieve, Lucas y Peter, se optó por un tandem inicialmente equilibrado: Nightcrawler, con Jake Gyllenhaal, y la famosamente oscarizada "son of Saul". 

Respecto a la primera, baste decir que es una buena película, a la que se aplica el famoso principio de que nadie produce lo que no le va a rentar, en uno u otro modo. Buen guión, buenos planos y un Gyllenhaal que borda un personaje perturbado pero de ideas claras. Gracias a Jota por el chivatazo sobre la dificultad de rodar escenas en que los actores observan lo que ocurre tras otras cámaras.

En lo atinente al hijo de Saul, habría tanto que decir que me limitaré a una afirmación de la que estoy convencido. El Este pasa toda su percepción por el tamiz de su propia historia, y ésta ha venido siendo tan realistamente cruda -o crudamente realista- que no se sabe donde finaliza la realidad, y donde comienza la crudeza. No puedo hablar de esta película en términos de técnica, virtudes o bondades. Solo puedo constatar que al cine del Este se le admiten -o se le perdonan- posicionamientos y planteamientos cinematográficos que no se aceptarían a los autores y directores de la mitad izquierda del continente. La continua presencia del horror más crudo y sórdido como ininterrumpido telón de fondo -más intenso por desdibujado- en la historia de un interno en un campo nazi que no ve más allá de su propio egoísmo por reencontrar su humanidad perdida centra la atención del espectador y, simplemente, le deja agotado. Agotado o tan vacío de emociones que acaba por atisbar la mudez de espíritu (que no indiferencia) ante el horror.
En suma, una película intensa, privilegiada con la benevolencia del público occidental ante lo que no perdonarían a sus nacionales y que, si bien interesante, no se si fue mejor que sus competidoras por la estatuilla del tío Oscar.