España da genios, locos, atormentados, privilegiados, inquietos, histriones... y suele sintetizarlos en individuos concretos que, después, olvida. Uno de ellos es Luis Acosta Moro, que fue dibujante, escritor, fotógrafo, histrión, productor, fuente de anécdotas... en suma, artista. Dibujó muchos de los cuentos de los niños de los setenta y solo publicó dos libros de fotografías, “cabeza de muñeca” y “trece historias sobre la muerte”. No pudo -quizás no quiso- evitar ser como fue, y la historia le abandonó, en la línea de Jorge Rueda y tantos otros, demasiados genios por metro cuadrado en esta península que pare grandeza y estupidez a partes iguales.
Hablaría más de él, pero eso se lo dejo a marclr1, por elementales razones de justicia. Si algún día le encuentran en la calle, preguntenle por cómo aparecía en silla de ruedas en las fiestas, empujado por modelos, y qué pasaba a la mínima de cambio.
Ave atque vale