Cuentan las crónicas que el jefe de recursos humanos de cierta empresa, ya con mucha “mili” encima, despedía a los empleados en la puerta del despacho, en su primer día de trabajo, con la siguiente frase:
“Y recuerde, joven, que entre una palmada en la espalda y una patada en el culo… median apenas cincuenta centímetros”
JF
martes, 20 de noviembre de 2012
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