sábado, 26 de octubre de 2013

José Sanchez Carrasco

... Jornalero mejicano, murió a las puertas del hospital que le negó asistencia por el más aberrante de los motivos: no tenía ni dinero, ni seguro que pagara du tratamiento por deshidratacion. Así que el pobre pobre se envolvió en una manta, se tumbó junto a una de las paredes del centro de salud, aguantó cuatro días y al quinto, murió.
Si hubiera hecho un butron no habría conseguido dinero y diamantes, pero sí algo mucho más valioso: salvar su vida. Murió al otro lado del Box que se la habría salvado, pared con pared con un tratamiento encima simple, pero se le cerraron las puertas de la vida.
Ahora bien, ha conseguido lo que muy pocos consiguen: que su nombre pase a la Historia y que quizás, solo quizás, acceda al libro del tiempo como quien detonó el cambio en un sistema de salud cuando menos, inhumano.
Y como dijo el anciano al joven que le observaba con cruel curiosidad:

- donde tú estás, yo estuve. Donde yo estoy, estarás.

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