Algo tengo que haber hecho bien en una vida pasada, porque tardes como la de ayer no las he llegado todavía a merecer. Quién me hubiera dicho que me pasarían las horas hablando con el mejor fotógrafo español vivo (y muerto) sobre motos, moteros, posters, checas, quintacolumnistas, aristócratas recontraespías, Pedro Luis de Galvez, los discursos de García Oliver, los suicidios de los republicanos que esperaron infructuosamente en Levante los barcos que les llevarían al exilio, la fortuna de los March y asimilados, el clero de la época, los diversos pistoleros (a sueldo y "por principios", de la patronal y anarcosindicalistas...), las fases de toda investigación documental, las propiedades del budín de plátano ecuatoriano, las maravillas de Estambul, José Tomás, la manera en que se desdibujan los planos...
hay gente que no deja de asombrar y, a estas alturas de la película, ya no pueden evitarlo.
Gracias, amigo, y que haya muchas más.
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