lunes, 20 de febrero de 2017

Arrebato, de Ivan Zulueta



Arrebato trata de la relacion de un demente con su obra, canalizadora de sus filias, fobias, sueños y, especialmente, pesadillas.

La percepción -y comprensión- de la belleza puede ser múltiple, igual que lo son sus formas de disfrute. Pero bellezas hay pocas. Lo demas podrá ser otra cosa, perfectamente ejecutada, pero no bello. Las bellezas del cine son tres: la historia que cuenta (y cómo la cuenta); el modo de recoger la imagen-secuencia, y la fuerza de sus actores. Punto. Y la presencia e interaccion entre las tres determina la entidad de la obra concreta. Una de las intelecciones de Arrebato (mi inteleccion) es la que lo califica de metafora de la autodestruccion a que lleva toda obsesion. ¿Son los personajes fulminados por la cámara, que es toda cámara? ¿O es el círculo vicioso del creador que se coloca forzadamente en otro estadio de conciencia para avanzar en su creacion, al precio de lis estragos que esa violencia física produce en su cuerpo?

La pausa como umbral de acceso al estadio creativo del subconsciente liberado sin paliativos.
El arrebato como trance místico.
La curiosidad que lleva al peligro.
El espejo profundo de uno mismo
El sueño de la sinrazon que solo produce más sinrazon.
La banda de Moebius alteración forzada del estado mental-creación irracional- consecuencias físicas

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