lunes, 19 de febrero de 2018

camino

Todos caminamos hacia nuestro último día.
Para algunos, es ahí donde finaliza todo
para otros, es solo el comienzo.

El fin de la condena,
el fin del viaje,
el fin de todas las lágrimas
- unas y otras-
El fin de los sonidos, sean cantos o gritos.
El fin de los esfuerzos
por dejar de sufrir,
de odiar
de amar a quien no debemos.

Y así, el comienzo de ese fin
no es más que el fin del comienzo
marcado por un sonido, único,
que cada uno reconocemos, distinto:
la gota que rompió la sequía,
el viento que transportó la semilla,
el primer aire que aspiró el hijo,
el último que exhaló el autor del mal.
La nota con que comenzó su primera melodía,
la primera hoja del libro,
el pequeño gemido del primer amor,
la primera palabra,
el siempre,
el sí,
la promesa de que volveríamos,
de que nunca estaría sola.

Un sonido que,
en su única soledad,
nos marca el comienzo de la eternidad,
el fin del sufrimiento,
la nueva oportunidad,
el despertar de la vida a la que cerramos los ojos...
El fin de un camino
que,
quizás,


lleve a otro.

viernes, 2 de febrero de 2018

libros que se cierran

Hicimos tanto camino juntos

(no siempre de la mano, no hizo falta).

Dormíamos donde queríamos

-o donde podíamos, nunca importó-.

Vimos mundo,

vimos mundos:

aquellos que muestran, orgullosos, los países,

y los que hay que perderse para encontrar.


Fuimos felices,

(aun cuando no lo fueramos).

Nunca necesitamos otra cosa del otro

que lo que solo se precisa para sonreir.


No nos creimos eternos,

pero sí solidos.

No nos pensamos inmutables,

pero sí con la persistencia de lo que fluye.

No nos vimos indestructibles,

pero sí arraigados en el otro.


Hasta que tuvo que dejar de ser.

No por su culpa, o la mía.

No acabó el cariño.

Sólo el sueño.

Nos despertaron a la realidad

y,

en esa realidad,

no estábamos juntos.


Ahora me leo,

reviso con la mente todo lo pasado con ella

y,

sin arrepentirme un segundo,

ni dejar de sonreir ante el peso de lo vivido,

cierro el amplio libro de nosotros dos.


Aliso la arrugada hoja de papel en que he quedado

e intento,

viejo nuevo,

desechado papel con burratajos que no sirven

buscar las palabras con que reescribirme.