lunes, 12 de marzo de 2018

Mis 10 mandamientos del sumiller



Para mí (no se si para otros), el perfecto sumiller:

1.- Elude deliberadamente el vino más caro, en pro del mejor vino calidad-precio.

2.- No te trae el mejor vino en abstracto, sino el que mejor acompaña el plato concreto.

3.- No trae un vino que eclipse el plato, consciente del protagonismo del caldo en cada fase de cada comida.

4.- Busca un vino que, en caso de que el plato tenga alguna carencia, la supla, complemente o incluso oculte, llegando a asumir la culpa porque “el vino sabía demasiado”.

5.- Es leal al director de orquesta.

6.- Vela porque el personal no rellene las copas demasiado rápido, sino solo cuando proceda.

7.- Disfrutando de lo que hace, hace disfrutar a quien se pone en sus manos.

8.- Habla con los clientes, mezclando el vino que presenta, su historia, anécdotas y, por qué no, algún taco emotivo.

9.- Contrapropone motivadamente al cliente cuando sabe que la eleccion de caldos de éste no va a ser la óptima o cuando -como pasa alguna vez- el que pide le va a dejar sin la mejor botella de la cava, esa que ha tardado años en encontrar, solo porque financieramente puede tras un pelotazo financiero, aunque no distinga un Romanée-Conti de un Pentavin.

10.- Por último, sabe ser a la vez correcto, educado, versátil, agradable, simpático, cachondo, iconoclasta e invitador, a la vista de la idiosincrasia colectiva de cada mesa concreta. 


Ea


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