domingo, 12 de abril de 2020

La macchina ammazzacattivi (La máquina matamalvados). Roberto Rossellini, 1952



En estos tiempos convulsos necesitamos cuentos amables, bellos y que alberguen la promesa -o, al menos, una posibilidad, por remota que sea- de redención. La máquina matamalvados acumula las tres cualidades. Una bella historia en que un pretendido San Andrés entrega al fotógrafo de un pequeño pueblo la posibilidad de castigar a los malvados mediante su cámara, despojándoles del alma. Amarcord, Dickens, el realismo fantástico que nunca dejó Itálica y el mejor Cuerda ya estaban en un pequeño pueblo costero italiano en que a los guardias filofascistas había que habilitarles un ataúd especial para la mano alzada, Romeo y Julieta resucitaban cada generación y las americanas eran las únicas que se bañaban en bikini.

Dulce, balsámica y de final feliz o, cuando menos, inesperadamente desconcertante

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