David Pia en la final del concurso Tchaikovski de Cello
Gracias a ese genio de niño que es Jesús, he aquí una joya del virtuosismo: 11 minutos de gozo, y son tan sólo la mitad de los cuatro movimientos. Gracias, Jesús, y a ver lo del Facebook. (y buena suerte que no necesitas)
Aquí no tengo nombre, para que seamos todos. Aquí no me llameis por mi nombre porque, como Ulises, soy nadie y, así, nadie podrá hacer suyas todas vuestras voces.
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