martes, 13 de mayo de 2008

De res reformitatis Preciadensis (III). Más materiales

Tras un fin de semana frenético, ya tengo los materiales ... ¿básicos?. Cuando logré encontrar el solado, resultó que era indispensable -acento intenso en la "i", para imitar dicción del mundo de la obra- una cosa llamada rodapie, que es distinta al zócalo y que no puede eludirse; menos en un piso tan "dediseño" como el mío, constructor dixit. Y es que no vale un metro de rodapies, sino que han de ser tantos metros lineales como metros tiene el pavimento, más o menos, y también valen un güevo. Si a eso le unimos los azulejos de la cocina, tenemos una nueva cantidad que se nos va, y que sólo volverá en forma de cuotas de préstamo. Y cuando parecía que ya tenía el suelo, el rodapies, los azulejos de la cocina y el alicatado de los baños, alguien me recordó las funciones propias de los cuartos de baño, y que los alicatados, por cucos que puedan ser, nunca podrán suplir la funcionalidad -propia y excluyente- de inodoros, lavamanos y ducha
Y el dinero, que no se reproducía.
Y que no se me habían olvidado 2.000 euros en ningún bolsillo de ningún pantalón.
Y que, alterara lo que alterara el orden de los factores, el producto sería deficitario.
Y que quién releche me mandaría meterme en esto.
Y, en fin... si los hombres prehistóricos hacían sus cositas en el campo... ¿no tenía yo la Plaza de España, el Retiro y los Jardines del Palacio Real a tiro de piedra?
¿...Y no es hora ya de preconizar la vuelta a la naturaleza?

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