martes, 24 de noviembre de 2009

Ay, que hoy no salgo del trabajo hasta las tantas...

víctima del alcoholismo de los demás

La pobre feneció la noche del sábado 14 de noviembre, en un bonito lugar de Albacete, rodeada de sedientos borrachuzos y escuchando, como acordes finales de su larga vida, "las mañanitas del rey David" y los cantos populares de Villapalacios, grascias a la amabilidad de Pepelu y M.A. Para una vez que voy a catar uno de estos, tenía que colgarlo...

Herramientas para optimizar nuestra gestión de interacciones con los diversos operadores sociolaborales (1). La anécdota de los cubos de cangrejos

En el continuo intento de este blog por dotar a nuestros simpáticos visitantes de herramientas que optimicen sus resultados en la vida (pronúnciese "supplying of tools to optimize managing of tensions and interactions with peers and situations", y cóbrese un pastón en concepto de counseling), os incluyo una anécdota que siempre nos deja bien en esas conversaciones en que no está mal quedar relativamente bien, que dicen.

"un hijo, al salir a recibir a su padre tras un paseo de éste por la playa, observó que su progenitor llevaba dos cubos, ambos llenos de cangrejos, si bien uno de los mismos iba cuidadosamente tapado y el otro, no. Al percatarse de dicha circunstancia le preguntó al padre la causa de la misma, a lo que éste respondió:

-Es muy fácil, hijo: en el cubo tapado llevo los cangrejos americanos, y en el descubierto, los españoles.

No sintiendo satisfecha su curiosidad, el pequeño pidió a su padre más explicaciones, a lo que el padre tuvo que aclarar la cosa:

-Verás, hijo, si dejo destapado el cubo de los cangrejos americanos, éstos hacen una torre con sus propios cuerpos y, ayudándose, van saliendo poco a poco hasta quedar el cubo vacío. Con los cangrejos españoles no tengo ese problema: en cuanto los de fondo del cubo ven que uno está a punto de salir, le agarran y tiran para abajo".

Moraleja: somos la leche. Habría que hacer un libro que se llamara "la rebelión de los que valen", pero no me atrevo por no valer...

Top 40 de las gasolineras




A la espera de disponer de tiempo suficiente para ofreceros la presentación definitiva (el Pogüerpoin, que dicen algunos) del Top 40 de los casetes de gasolinera de esta nuestra piel de toro, os adjunto algunos dignos representantes de esa escena que debería ser declarada Patrimonio de la Humanidad. El domingo en el Rastro, flanqueado por el Señor Miñarro (AKA Paco Clavel) encontré el del Puma, que se une a Camilo Sexto y Tino Casal en el apartado Spanish Bizarro de la discoteca. Qu Uds. lo pasen bien.
P.S.- No me digais que el del centro de "Caviar del Caspio" no es clavaíto al Ansar...

lunes, 16 de noviembre de 2009

Pink Floyd. The Wall

La volví a ver ayer a raíz de una oferta de semanario, y sigue siendo tremenda. Quizás hoy más, en que lo que unicamente se ha democratizado es la capacidad de enloquecer, y en que los alumnos maltratan a los profesores. Un clásico que mejora a cada segundo de visionado. Respecto a las imágenes de régimen autoritario y a las animaciones, sólo las de Bill Plympton podrían estar a la par.

Las noches en que el sueño no llega

Las noches en que el sueño no llega intento pensar en cosas distintas a que, precisamente, el sueño no llegue. Entre ellas releo, reveo, recuerdo:
- Las ultimas palabras de un Roy Batti moribundo a un Blade Runner que podría haber muerto en sus manos, pero que no lo hizo
- La letanía de Bruno Ganz al motorista moribundo en "el cielo sobre Berlín"
- La reflexión sobre la vida grande hecha de pequeñas cosas, como el cuenco de leche y las fresas, que hace Max Von Sydow en "el séptimo sello"
- La despedida de Rick a su amada en Casablanca...

Ayer tocó la última reflexión de John Coffey (como el café, pero se escribe de otra forma) a un Paul Edgecomb incapaz de evitar la muerte de un milagro y que anticipa que, de algún modo, pagará por ello, en "la milla verde":

"-I'm tired, boss:
tired of being on the road, lonely as a sparrow in the rain.
Of never having me a buddy to be with,
to tell me where we's gooing to,
coming from,
or why.
Mostly I'm tired of people being ugly to each other.
I'm tired of all the pain I feel and hear in the world every day
... there's too much of it...
it's like pieces of glass in my head all the time"

Nunca mne canso de ver esta película, y mira que es larga. Supongo -sólo supongo- que será por algo

L.

martes, 10 de noviembre de 2009

para Ana...

... Porque si no, se me queja de falta de atención en este humilde sitio. Curiosa la vida, que nunca deja de sorprenderte. Curiosa la gente que te vas encontrando a lo largo del camino, y curioso el azar, que te da sorpresas buenas cuando más lo necesitas. A y B son más que las dos primeras letras del alfabeto: son de esas personas que te recuerdan que vale la pena despertarte día a día, porque puede -sólo puede- que hoy encuentres gente la mitad de interesante que ellas. Y esa esperanza basta, por sí, para despertarte y, cuando se tercia, acostarte tarde tras una buena noche de mojito, sisha, lecturas varias y complicidades trabadas en minutos.

Es verdad que a veces la vida puede ser una playa (life is a beach, que dicen), pero otras veces agradecerías que no se acabara, sólo por seguir viviendo lo que a veces se vive.

L.

Centollo y botella de sidra, 5 euros

Pasó (y pasa) en "la Chalana" de Gijón, sitio mítico en época de oricios, donde se enfrentan a la crisis de la forma más inteligente posible: bajando los precios. No me explico cómo, con la que nos está cayendo, siguen los restaurantes igual de llenos. Supongo que VISA todavía permite los extralímites con sólo solicitarlo en banca Internet. En todo caso, la mayor parte de la hostelería patria, en vez de adecuar los precios a los nuevos -y rotos- bolsillos de los españoles, ha subido sus cartas hasta extremos incríbles, con lo que deduzco que de aquí a marzo asistiremos al cierre de unos cuantos restaurantes, precisamente por imprudentes, entre los cuales, afortunadamente, no estarán ni los hermanos, ni el Puerto Rico, ni la Chalana. "Centollo y botella de sidra, 5 euros (sólo en barra)", rezaba un cartel que, al final, demostró ser verdad. Así me vuelvo a subir a toda la gente, como hace 15 años, en que peregrinábamos a Luarca de 15 en 15 para que nos diera de comer Lidia, en Muñalén. Y así se sortea una crisis de modo satisfactorio para el establecimiento, que nunca sirve unicamente el centollo y la sidra, y para el cliente, que sigue dándose su capricho a la española sin perder el poder adquisitivo que le queda. Y así logras que los clientes te anuncien en sus blogs por la cara, como es el caso, hala. Que lo dicho

jueves, 5 de noviembre de 2009

La música y el universo

La música calma a las fieras. Y a aquellos que no tienen paz. La música te toma de la mano y se convierte en aquella madre cuya ausencia te golpeaba cada vez que de pequeño, por accidente, la perdías de vista. La música rige la armonía del universo hasta el punto de que lo primero que conseguimos oir, aun antes de nacer, es el ritmo del corazón que late por dos, todavía en el vientre materno. Y lo último, la monótona cadencia del monitor que indica la ausencia del ritmo que movió nuestra vida o, con suerte, la triste cadencia de las lágrimas. Y no podemos evitar que ciertas melodías nos recuerden buenos y malos momentos, buenas y malas personas, vida transcurrida, vida vivida, vida que solo vuelvo cada vez que las notas se engarzan de una manera determinada.

La música es el ansiolítico bueno,
el vino sin alcohol,
el cigarrillo de chocolate,
el oso de peluche que estaba justo encima de la almohada,
el perrito del salpicadero que siempre te daba la razón,
el pomo de conchas y caballitos de mar del cambio de marchas del Simca
la casa hecha de sábanas desplegadas encima de las sillas de la mesita de noche
la historieta de los payasos de la Tele
la última uva del fin de año
la primera vez que te dejaron quedarte a dormir en casa de un amigo
la mañana de reyes
el tunel de los piratas del parque de atracciones
la foto del Zoo
los brazos de tu padre cuando te subía para poder ver Cortylandia
los churros del domingo
la muerte del profesor Kabuto
la vuelta a casa después de meses fuera
la sonrisa de quien te espera
las lágrimas, cuando son de felicidad
la calma que se espera
la calma que se desea
la calma que por accidente nos topamos
la belleza del día perfecto,
del hola sin adios
de siempre.