jueves, 28 de enero de 2010

Luke tiene Trastorno Obsesivo Compulsivo (Obsessive Compulsive Disorder o OCD)

En estos tiempos infaustos, en que según algunos imprimo "acritud" a ciertos posts cuya banalidad, siento decirlo, se me escapa, cuelgo un archivo que me ha encantado. Luke, como tantas otras víctimas de la era de la información, tiene TOCS, uséase trastornos obsesivos compulsivos. Vean, vean...
PS.- Este sí es un post banal: por eso lo trato así. Los temas tipo Haití, el hambre y similares, temo decir que seguirán siendo tratados en los mismos términos que siempre.

viernes, 22 de enero de 2010

performance así como quien no quiere la cosa

El letrado oscuro me sugiere que, como performance y ahora que la tengo en propiedad, podría sacar mi plaza en ebay, a ver si acabo de pagar el préstamo consumo. Son estos espasmos de humor los que me unen, inter alii, a mi querido Hutts. Mú, mú bueno.

lunes, 18 de enero de 2010

Lo que hace que merezca la pena aguantar carros y carretas...

... son ideas como ésta. Una sóla experiencia de este tipo, una sóla, y nos damos cuenta de la capacidad del ser humano para crear momentos que perviven en la memoria siempre, y que lavan las manchas de dolor. Y encima, gente como ellos nos los regalan. Qué fácil es destruir -o dejar que los demás se destruyan- y qué complejo es formar belleza. Pero dentro de todos y cada uno de nosotros hay, al menos, una forma de crearla. Es sólo cuestión de buscarla y luego, compartirla, como ellos. Gracias a los creadores de momentos, a los que regalan belleza, y gracias a gente que, como Stan, en cuanto la ve, nos la envía: compartir lo que se aprecia como bello, distribuir entre todos vídeos como éste, es también ser creador.

viernes, 15 de enero de 2010

Haití

Haití no nos importa una mierda: a nadie. Me pregunto por qué la gente sale ahora, toda preocupadita, enarbolando como pabellón personal las fotos de colegios derrumbados, barricadas de cuerpos y familias hacinadas. ¿Por qué ahora? Haití lleva muriéndose décadas, señores. Hemos abandonado Haití hasta el punto de que ahora, ni más ni menos, ha decido suicidarse. Estos terremotos no son sino los verdugos de una sentencia de muerte dictada, una vez más, por nuestra desidia, nuestra apatía, nuestro egoísmo, que nos lleva a prescindir totalmente de aquellos que no podemos fagocitar, como los parásitos que somos. El mundo es un precario equilibrio de parásitos y parasitados, en que los papeles se alternan cíclicamente y en que hemos aceptado que haya de ser así. Pequeño detalle: los que hemos aceptado, expresa o tácitamente, que así debe ser, somos los pocos que ahora estamos arriba, no los de abajo: que se jodan. No se engañen, señores: a Haití lo hemos reventado nosotros, no la corteza terrestre, y lentamente, como los buenos torturadores, con el médico al lado que avisaba cuándo había que parar un poquito. Si hubiera tenido infraestructuras, buenos materiales de construcción, mecanismos de control sísmico, tan usuales en los países de la zona... esto no habría pasado. Así que, vuelvo a insistir: no se engañen. Pero es lógico: ¿qué tenían los pobres Haitianos que nos pudieran ofrecer? nada. Ni petroleo, ni minerales, ni productos exclusivos, ni fauna autóctona... Lógico que les hayamos dejado tirados, muriéndose en sus chabolas sin agua corriente ni electricidad, víctimas de dictadores, vudú, miseria, desorden y desesperanza... Lógico. Así que, por favor, que se pare este estúpido buenismo tan necesario para sentirnos bien. Dejemos de dar la monedita al pobre de la Iglesia que despedimos de nuestra empresa para sentirnos bien, y poder funcionar como es debido con la amante. De verdad, ya no puedo con tanta autosatisfacción, tanta solidaridad estúpida. Si queremos que de verdad tantos miles de muertes hayan servido para algo, reflexionemos de verdad, con dos cojones, cómo este mundo ha podido llegar a ésto y, sobre todo, por qué. Afrontémoslo, e intentemos cambiarlo entre todos, desde dentro, formando opición pública seria, no limitada a unos cuantos Hippijos que no tienen nada mejor que hacer, y forcemos a los de arriba -a quienes elegimos nosotros para que nos sirvieran- a que cambien las cosas. Seguid mirando las fotos de la prensa, las montañas de cuerpos, la putrefacción de los cadáveres, y sabed una sola cosa, sólo una: eso lo hemos hecho nosotros. Y si quereis fotos de la peor muerte, la muerte en vida, que os enseñen las fotos de cómo estaba haití antes del terremoto: ya me diréis qué es peor.
De verdad lo siento, pero es así. Y no hay peor ciego que quien no puede ver, ni peor engreido que quien se cree modesto. Y nosotros subimos a los dictadores, porque nos sale más barato pagarle las putas y los caprichos a un sólo asesino que pagarle a millones de ciudadanos honrados lo que de verdad es justo por los bienes que constituyen la legítima riqueza de todo un pueblo. Pero lógico: ¿qué haríamos nosotros sin nuestro petróleo, y nuestros diamantes de sangre, y nuestro cobre y silicio para las telecomunicaciones, y nuestros patios de recreo para reventar niños tipo Bangkok...? Hay que entendernos, pobrecita civilización occidental, no sea que nos vaya a faltar lo indispensable para la manicura...
Pero no importa, porque estos pobres habrán dado sus vidas incluso para que nos sintamos bien mandando billetitos de 10 euros (que es una copaza que nos vamos a privar de beber hoy, ojo) a Hippijos sin escrúpulos, Ayuda al Haitiano y cualquier otra ONG creada para ponernos tiritas en el corazón. El problema es que la herida del corazón de la civilización occidental es tan profunda que no sirven tiritas, y ha sangrado ya tanto, que nos ha dejado sin lo más importante: la capacidad de empatizar con los que sufren y la pasión por ayudarles, dejándonos grises y, lo que es peor, vacíos.

Rostropovich tocando el Preludio de las Suites de cello de Bach

La eternidad se nos muestra cada momento, en cada lugar, a través de casa cosa que vemos, oimos, tocamos y, sobre todo, sentimos. La posibilidad de que un genio que murió hace ya tiempo vuelva a sentarse con su cello a tocar sólo para nosotros en una basílica francesa, y sea capaz de resucitar él junto con la belleza que creó no nos puede, no nos debe, dejar igual. Hay pocas piezas serenas capaces de mover a tanta belleza como este preludio, que demuestra que la belleza es física, que la belleza duele, que la belleza hace llorar y, así, une el dolor con la alegría para trascender los sentimientos fanáticos y demostrar que estamos hechos para volar sin alas, para volar con la imaginación, con el corazón, si el corazón está preparado. Rostropovich vuelve cada día de su lugar en el cielo para integrar el silencio de los lugares donde tocaba con la música que, respetuosa, no ocupa el lugar de aquel, sino que se integra para convivir en el mismo espacio, y hacernos no pensar en nada más que en eternidad. Pensar en cómo el silencio convive con la musica, en cómo la eternidad cabe dentro de de una caja curva de madera con 4 cuerdas, en cómo el genio es aquel capaz de descubrirnos la belleza dentro de cada cosa.
Piezas como esta quedan, indelebles, grabadas en la conciencia de todos y, a cambio, nosotros nos encargamos de que los autores de ellas no mueran nunca.

viernes, 1 de enero de 2010

Primer día de 2010

Esta tarde, caminando por el Paseo Marítimo mientras atardecía, vi algo que solo había mirado antes, pero que hoy, de todos los días, pude ver como sólo se ve aquello que quiere ser verdaderamente visto. Era un poema sobre azulejo andaluz de Manuel Alcántara:

"No pensar nunca en la muerte
y dejar irse las tardes
mirando cómo atardece.
Ver toda la mar enfrente
y no estar triste por nada
mientras el sol se arrepiente.
Y morirme de repente
el día menos pensado.
Ese en el que pienso siempre"

A veces el mundo te deja mensajes, cartas o simples recordatorios de su belleza en los lugares y momentos más adecuados. Y descubrirlos convierte el momento en único porque, siquiera por dos segundos, somos capaces de ver cada momento y lugar como lo que es: una oportunidad irrepetible que, precisamente por ello, no volverá salvo en nuestra memoria. Por eso la guardo junto a Sikkim, San Lorenzo, Rosario, Massachusets Ave. y tantos otros, para el caso de que vengan momentos en que las necesite.