1.- Ser deslomado por un simpático y servicial guerrero mongol.
2.- Disfrutar de la maravillosa y espontanea ópera norcoreana el día de San Valentín chino (16 de agosto) acompañado por dos surcoreanas mientras que se degusta morcilla de Burgos (también norcoreana), tortilla española "à la Pyongyanaise" (éstos debieron pasar por Asturias antes de meterse en cuestiones de paralelos 38 y similares...), y se bebe licor de hueso de tigre pretendidamente afrodisiaco
3.- Comer alacrán, caballito de mar y cocodrilo
4.- Ser arrollado por la "gestora de autobus" porque sólo pagaste un yuan y te has pasado de la parada que le dijiste
5.- Sacar saltamontes caníbales de tiendas mongolas donde frágiles grupos de italianas (5 por tienda) esperan que las salves de tan feroces y despiadadas bestias.
6.- Comenzar a tomar yogures chinos y no parar, de lo ricos que están, hasta que el decimotercero que te tomas te provoca tales retortijones yogurteros ("yogurtian retortijons") que te doblas by the middle y no te queda más que arrastrarte hasta el maravilloso baño público más próximo.
7.- Llegar tarde a tu propia fiesta, que te has montado en la explanada del edificio 17.
8.- Ser acusado por helenas alteradas de que te has llevado la bolsita de te (1 mierda bolsita que ya se cobraron de sobra los del Laotse café con la factura de la jodía ceremonia del te) que habían regalado al grupo entero: tocábamos a una hebra por persona ( a la pobre y maravillosa Konstatina la indujimos al vicio de la sisha, con lo que supongo que el gobierno heleno nos habrá prohibido poner pie en las tierras olímpicas hasta que las ranas críen pelo)
9.- Celebrar cumpleaños inexistentes en el coin hot pot para brindar con los asombrados grupos de nativos por el homenajeado (yo): los pobres siempre accedían a cumplir la típiquísima y conocidísima costumbre española de que el chico del cumpleaños hace un brindis cruzado con la chica que elige.
10.- Negociar precios en el pearl market aduciendo que no sólo eres un pobre estudiante de chino (a la vez que se enseña la identificación como estudiante de la BLCU), sino que además no eres americano, ni inglés ni alemán, sino mejicano (no se por qué, pero a ellos les respetan). Para sacar barato el móvil Vertu de oro y diamantes -todo auténtico, claro está, que uno siempre tiene 300.000 euros de sobra para algo así...