Jorge de Burgos, el malvado bibliotecario ciego de "el nombre de la rosa", decía que al Abad le habían nombrado simplemente por haber sido capaz de subir el cuerpo inerte de San Francisco de Asís por unas escaleras. El Ministerio de Sanidad alerta siempre contra los efectos perniciosos de la Marijuana (sobre todo cuando se está decidiendo el nombramiento de un cargo importante), y la Historia nos dice que los chistes suelen ser de belgas, y que no hay nada peor que un ser despechado. Todo esto se juntó en el nombramiento del Señor Mortier que, por lo que hemos visto esta temporada, parece haberse fundado en la carta que adjunto (un año antes del deceso del genial ornitólogo sinestésico), así como en su origen Gantés y en el más que probable consumo de estupefacientes por los responsables al uso de Cultura, que debieron confundir a Messiaen con el de Haendel y pensar que Gantés era el apellido del Conde de Montecristo.
No hay cosa peor que la gente que no tiene ni idea, y cuando esto acontece en el nombramiento del Director del teatro Real, la cosa ya no tiene nombre: Entre el gorrión de 2 metros de la página en blanco (prefería el anuncio de Mixta de "te lo ha dicho un pajarito"), el flirteo pederasta y los taraos con careta de Mickey de Krol Roger y lo que temo podamos ver en el Madrid Arena este julio, no se por qué sigo abonado, salvo por una fe solo sustentada por Amelia y Julio, que si no, ya me había pulido el dinero del abono en celebraciones varias o, ya puestos, con un estafador profesional.
Señor Medina, observe Ud. la debida morrigerancia antes de dar el Visto Bueno a ciertos nombramientos, y no escuche a los que le venden el típico "jo, hay que ficharlo, que acaba de renunciar a dirigir la ópera de NY y esto es un chollazo". Qué leche de renuncia por recortes del presupuesto: a éste lo renunciaron a la fuerza, bajo la amenaza de que lo siguiente sería "suicidarlo". Y claro, dónde tenía que venir a parar sino a esta piel de toro, ya jodida de por sí: mañana voy a Sol con una pancarta para que lo cesen, que todo vale, y vuelva a su maravilloso Gante, con sus casitas con banderitas y su gloria pasada -que, por cierto, se la debe a la Mesta y las pelas que ganaron con los tejidos de nuestras ovejas-. Paíííísss, Señor...
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4 comentarios:
Muy, pero que muy bueno tu exabrupto.
No intervenir hoy, cuando el post realmente lo merece, a pesar de estar convencido de que la prudencia ha de ser norma cuando escriba, hubiera sido una omisión -así lo creo- poco afortunada porque reitero el post tiene calidad. No esperábamos otra cosa.
Con todos mis respetos autoridad me retiro a mis aposentos. V.
Tenga Ud. buena noche, y me alegro de que haya aprendido de experiencias anteriores y siga por aqui. Otro saludo en mi primer día de dieta Ducan (y ya odio el salvado de avena). D.
Alegrará usted a más de uno, autoridad, si es capaz -(yo lo creo, precedentes hay)- de escribir un post, con ese aroma iro-cómico tan suyo, sobre los estados emocio-psíquicos que está experimentando como consecuencia de su dieta. En mi caso -literal- gracias a la estricta dieta "baja mofletes" (que diría la buena de Vicky), he llegado a conclusiones que ni meditando de cuclillas durante 12 años sería capaz de aspirar. Para prueba este botón:
1.- Lo gastronómico está unido a todo, pero a TODO. Así que estás jodido lo mires por donde lo mires.
2.- La identificación de un "mundo paralelo" al que hasta ahora vivido y la razón de su existir. Ap. de ese momento librerias y publicaciones inútiles, gente haciendo posgrados interminables e inservibles, tendencia a hablar en plazoletas, e incluso escuchar música un sábado a las 9 de la mañana adquieren ahora pleno sentido, en ese nuevo planeta del que ahora usted es un miembro más.
3.- La elevación a categoría metafísica más importante del siglo XXI la palabra "menú favorito" (unos chipirones al grill, una merluza a la plancha con ensalada de brotes verdes y una tarta de orujo, and etc).
4.- Incorporar a su ADN que una INJUSTICIA de las gordas (lease:la putada de una mujer despechada) solo y necesariamente es solucionable mediante una compensación gastronómica, pero no mte. un refinado menú como el anterior, sino más bien consistiría (sin ápice de culpabilidad alguna) en emprender su particular "Vía de la plata"- desde donde se halle- hasta alcanzar cualquier garito de la Plaza Mayor en el que endosarse un bocadillo de salchichas frescas y otro de calamares, mini de birra incluido, acabando con trufa en Viena Capellanes.
...ahora entiendo por qué promete su post. V.
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