jueves, 7 de julio de 2011

El San Francisco de Messiaen o "ahora comprendo a los milicianos"


A ver si me explico. Duración aproximada del bodrio, según la excrecencia de octavilla que ahora sustituye al antiguo cuadernillo: 5 horas con 45 minutos. eso sí, ahí estaban todos, oseatejuro, desde la realeza, encarnada en Doña Sofía y su hermanica, pasando por premios Nobel -advinen Uds. quien-, alcaldes de Madrid, Ministros, magistrados de las más altas instancias, jefes de gabinete, jovencillos con traje entallado y corbata de bufete importante con sus quieroynopuedas de vestidos inapropiados para el Madrid Arena... y el que suscribe, con su camisica camboyana comprada al hijo de Curro, a ver por dónde iban los tiros.
No soy de los que presumen de odiar la ópera contemporánea, tomarme un bocata después de haber cenado en un restaurante de cocina de autor o reirme de las performances de Arco, pero de verdad, no soy capaz de recordar cómo pude llegar vivo al final del Acto I. Supongo que el auditorio, tan imbuido de trajes nuevos del emperador, dirá que fue mítico, pero mítico, lo que es mítico, solo lo fueron los ronquidos de la mayor parte de los asistentes. Ni siquiera Ruiz Mantilla, en la crítica del País, ha sido capaz de instilar la más mínima emotividad en un texto que, igual que todos los que he leido al respecto, parece que no se atreve a describir lo visto ayer como lo que realmente fue: un tostón disfrazado de superproducción: vamos, que solo faltaban las gafas 3D.
Si yo quiero ver una cúpula que me mole, me voy al duomo de Florencia o a ver la de Zamora. Si quiero ver un huevo de músicos juntos, me acerco al conservatorio en fecha de exámenes, y si quiero ver cómo más de 130 voces pegan mugidos (pobres profesionales) me voy a un partido de tercera regional, que es su sitio. Pero si voy a una ópera contemporánea, no quiero ver ni otra puesta en escena metafórica (lo del leproso con el tapao de negro unidos simbólicamente mediante un lazo que se va deshaciendo es de traca: te echo de menos, Bieito), ni a un tío cuya única expresión es la que le han contado que debe tener un iluminado, ni una obra sólo superada en dinamismo y tensión por "cinco horas con Mario II: la siesta de Carmen". Por favor, señores, no me innoven con estas cosas y, se lo ruego, larguenme a Mortier, que nos la ha vuelto a meter otra vez, solo que ésta, el miedo a quedar de reaccionarios e incultos me huelo que nos va a impedir protestar. Tenían que haber visto la cara de Gallardón a la media hora del espectáculo de marras...
D.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuánto inculto hay suelto!

demagophobe dijo...

Tan pronto y ya dándome la razon, anónimo: seguro que tú sí que has sabido aprehender el íntimo mensaje que solo unos iluminados como tú saben percibir, ¿verdad?
Paísss, Señor.
D.

Anónimo dijo...

- mira qué bonito el traje del emperador, ¿No te gusta?
- sí, sí, ¡¡qué colores, qué tejidos!!!
A lo que un niño llegó y, en medio de la multitud, dijo: -papá, ¿por qué va el emperador desnudo?-
A lo que el padre, que esa misma tarde había puesto un lacónico comentario en cierto blog le dijo, azorado:
- calla, niño tonto, que de todos, tú eres el único que no ve el maravilloso traje nuevo del emperador-

Anónimo dijo...

¿Qué es un iluminado? V.