martes, 29 de mayo de 2012

10 comics que habría que leer antes de morir

Desde Little Nemo in Slumberland pasando por Yellow Kid, el Príncipe Valiente, el Tarzán de Burne Hogarth, the Katzenjammer Kids, las tiras de prensa de entreguerras, el comic argentino, Tintin y Asterix, el Underground que consagraría a R. Crumb; la monopolística Bruguera española, la cruzada de Toutain por introducir el comic europeo, el arte de Corben, el rol de la Metal Hurlant, el comic de aventuras franco-belga y la línea clara (un abrazo, Fernando, y ánimo con esa tesis)... hasta el actual comic comprometido que comenzaría en 1980 con la primera parte de Maus en la mítica Raw (sí, señores, Maus no es del 2001, fecha en que Planeta sacaría la edición completa y "comprometida": sorry, folks), y culminaría con las obras de Guy Deslile, el Persepolis de Marjane Satrapi o las notas al pie de Gaza de Joe Sacco, más de un siglo ha pasado en que el comic se ha consagrado como una de las bellas -y necesarias- artes. Así ha sido, y así seguirá.

Al comic le ha ocurrido como a los capiteles románicos: lo que comenzó como un instrumento de entretenimiento de masas no ilustradas, ha devenido uno de los medios de expresión cultos por antonomasia, y no hay intelectual moderno que no tenga su comic de referencia, siquiera para cumplir con su público. La cuestión armenia, las notas al pie de Gaza, la adaptación de el paraíso perdido de Milton o a la búsqueda deñ tiempo perdido de Heuet, el saber de Jan y sus adaptaciones literarias vividas por cierto superhéroe que vive en Barcelona... dan cumplida cuenta del auge de un arte que combina ética con estética, y llega a todo aquel que tenga oídos para oír los bocadillos y ojos para degustar unas viñetas que son obras de arte y abarcan todo el espectro literario y vital.

Es imposible hacer una lista de todo lo que me gusta, pues me gusta casi todo el comic -salvo cierta publicación que va de rompedora y se ha anclado en el asco, léase TMO-, pero haré un intento y pongo una lista limitada a 10 maravillas de las que yo personalmente disfruto, por un montón de razones, entre ellas, sentimentales. Y perdónenme ex ante los puristas por meter Olés al lado de Mort Cinder: yo soy así. Fuera quedan no ya decenas, sino cientos de joyas como las expuestas en el párrafo inicial.

Que Uds. lo disfruten y, si desean unir su lista a la mía yo, al menos, aprenderé.

1.- La primera línea argumental de Sandman, de Neil Gaiman, Sam Kieth y Mike Dringenberg (Primera Edición española: Universo DC, núms. 17, 25, 26 y 27)
2.- Miracleman, de Alan Moore (Primera Edición española 1989, creo, en DC)
3.- Hom, de Carlos Gimenez (Primera Edición en la colección Papel Vivo núm. 8, ds. la Torre)
4.- El señor de los chupetes, de SuperLopez (Primera Edición en colección Olé de Editorial Bruguera, núm. 5)
5.- Sir Tim O'Theo y la verruga de Sivah (Primera Edición en colección Olé núm. 73)
6.- Zipi y Zape y el tonel del tiempo (Primera Edición: colección Alegres Historietas de Bruguera, 1971)
7.- El Incal, de Moebius y Jodorowsky primera edición en español: colección humanoide -metal Hurlant presenta-)
8.- Bernard Prince, la Fortaleza de las Tinieblas (en Mortadelo especial alpinismo, núm 38)
9.- Mort Cinder, de Breccia y el "desaparecido" Oesterheld (publicado por capítulos en la Revista argentina Misterix, núms. 718 a 798, 1962 a 1964)
10.- Gothic, en "leyendas del caballero oscuro" 6 a 10, Ed. DC/Zinco

Un abrazo,

D.

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