
Señores, ni Dukan, ni Activia ni peras en vinagre: estos tres días he descubierto, muy a mi pesar, las propiedades adelgazantes del periodo de preparación, bien para una urografía, bien para una colonoscopia.
3 kilos, 3, que ha perdido el nene.
Primer y segundo día: dieta baja en residuos (debe llamarse así porque es en lo que te convierte): solo pescado o carne hervidos/a la plancha, pasta, caldos, galletas sin fibra y líquidos sin gas. Obviamente, ni una gota de grasa o salsas: prueben Uds. a tomar fussilis a pelo. Y el tercer día, dieta estrictamente líquida: uséase agua, cafe, te, zumos o caldos (eso sí, estos filtrados, no sea que se cuele alguna partícula nutritiva, vaya por Dios).
Lo expuesto ya bastaría, de por sí, para tumbar a un comilón como el que suscribe por toda una semana. Pero es que falta la guinda, consistente en que, a las 13:00 y 21:00 horas respectivamente del día inmediato previo a la prueba, uno debe tomar dos frascos enteros de lo que aparenta ser un inocente jarabe, de gusto más que asqueroso, seguido de todos los vasos de agua/zumo que se pueda meter al riñón(en mi caso, fueron 3). Jarabe sobre cuya verdadera naturaleza el maravilloso prospecto de "régimen de vida previo a la prueba" no te avisa, guardando traidor silencio, el hijo de su madre.
Y con razón: el puto jarabe es una lavativa de caballo (más bien dos: una a media mañana, y otra al final de la tarde, para dormir con pañal), hasta el punto de que el propio prospecto -que te precipitas a leer en cuanto notas los primeros ruidos intestinales, no sea que estés sufriendo una reacción alérgica imprevista- establece, literal y taxativamente, que "DEBE permanecer cerca de un aseo después de tomar este medicamente". Y tan cerca. Y no solo "después". Como que me tomé el brebaje diabólico con el mayor de los ánimos y, mire Ud, que no es que permaneciera "cerca" del aseo: es que permanecí "en" el aseo en cuanto fui capaz de arrastrarme hasta casa (by the way, ya sé por qué Charlot caminaba como caminaba). Desde las 15:00 hasta las 01:00 mi minúsculo habitáculo de higiene personal se convirtió en mi nuevo hogar, donde descubrí multitud de cosas, v.g.: a) las maravillas de las toallitas del mercadona; b)sí, puedo estar un día entero sin comer, si cuento con las suficientes distracciones, y c) que me esperen sentado para la próxima prueba de estas.
Manda narices
Nuevo Adonis