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lunes, 16 de diciembre de 2013
jueves, 5 de diciembre de 2013
La verdadera fuerza
La fuerza no tiene nada que ver con la altura, la corpulencia o la masa muscular. No tiene que ver con el sexo, o con la capacidad que pueda tener un hijo de puta para sojuzgar a su mujer, imponer su voluntad o estrangular a una niña de rasgos orientales.
La fuerza es otra cosa.
La capacidad de percibir todo con una mirada
Cambiar todo un entorno con una sola expresion
Aguantar cien enfermedades, mil infecciones y algo llamado cancer sin una queja
Dejar que fuera otro quien se llevara los laureles, y estar orgullosa
Pasar por seria, cuando en verdad era preocupacion.
Adaptarse a mil entornos
Ser capaz de hablar de cualquier cosa, y con conocimiento de causa
Ser mujer, madre y compañera hasta el fin
Postergar su ultimo día hasta ver a quien se amó en su camino a lo que viene despues
Luchar contra los hombres, el tiempo y el mal, y vencer
Poner en fuga a la propia muerte, y decirla cuando podía venir
... Ya me despedí cuando te vi, encorvada por mas de un dolor, en el taxi saliendo del tanatorio. Hoy pienso en tí, sonrío, y no puedo dudar que Dios exista, pues necesito saber que, en verdad, no te has ido.
Buen viaje, Mercedes: tienes a quienes te echamos de menos, y a quien te espera con ganas. Tomaros un arroz con langostinos (ese que hacias tan bien) a mi salud a tu llegada y, por favor, cuidad de nosotros.
Tu Luis
La fuerza es otra cosa.
La capacidad de percibir todo con una mirada
Cambiar todo un entorno con una sola expresion
Aguantar cien enfermedades, mil infecciones y algo llamado cancer sin una queja
Dejar que fuera otro quien se llevara los laureles, y estar orgullosa
Pasar por seria, cuando en verdad era preocupacion.
Adaptarse a mil entornos
Ser capaz de hablar de cualquier cosa, y con conocimiento de causa
Ser mujer, madre y compañera hasta el fin
Postergar su ultimo día hasta ver a quien se amó en su camino a lo que viene despues
Luchar contra los hombres, el tiempo y el mal, y vencer
Poner en fuga a la propia muerte, y decirla cuando podía venir
... Ya me despedí cuando te vi, encorvada por mas de un dolor, en el taxi saliendo del tanatorio. Hoy pienso en tí, sonrío, y no puedo dudar que Dios exista, pues necesito saber que, en verdad, no te has ido.
Buen viaje, Mercedes: tienes a quienes te echamos de menos, y a quien te espera con ganas. Tomaros un arroz con langostinos (ese que hacias tan bien) a mi salud a tu llegada y, por favor, cuidad de nosotros.
Tu Luis
martes, 3 de diciembre de 2013
Cerramos los ojos
Cerramos los ojos para no ver los monstruos. Para poder dormir, a pesar de la injusticias. Pero cerrando los ojos ni desaparecen los leones, ni podemos entrever aquella belleza que, prudente y maravillosa, se despliega ante nuestros párpados, empecinadamente apretados. Cada día se suceden actos de belleza y amor heroicos, llevados a cabo por los verdaderos héroes: aquellos que no quieren pasar a la Historia.
Y nosotros, tercos en mantener los ojos cerrados, no los vemos.
Y así la vida nos va pasando, entre mutismo y ceguera,
Y así, grises, un día morimos -o nos comen los cercanos leones que, por no actuar, se dieron cuenta de nuestra presencia-.
He sido testigo de barbarie, de injusticias -algunas cometidas por mí- y de males. Pero tambien he presenciado historias de entrega, lealtad y amor que no se pueden explicar con palabras. Todas esas historias, las contadas en este blog, han pasado de verdad: desde la madre que siguió a su hijo para que no se perdiera en los caminos del cielo, hasta cada sonrisa gratuita que ha calentado más el alma que mil calefactores. Pasando por una ancianita que esperó a que su amor se fuera, y sufrió dos dolores: el de enterrar a su marido, y el de aguantar los furiosos embites de una muerte cabrona. Una muerte que, aun ahora, no logra llevarse a mami adoptiva, y espera mientras que ella, al fin placidamente, descansa antes del descanso.
Por tí, mami adoptiva.
L.
Y nosotros, tercos en mantener los ojos cerrados, no los vemos.
Y así la vida nos va pasando, entre mutismo y ceguera,
Y así, grises, un día morimos -o nos comen los cercanos leones que, por no actuar, se dieron cuenta de nuestra presencia-.
He sido testigo de barbarie, de injusticias -algunas cometidas por mí- y de males. Pero tambien he presenciado historias de entrega, lealtad y amor que no se pueden explicar con palabras. Todas esas historias, las contadas en este blog, han pasado de verdad: desde la madre que siguió a su hijo para que no se perdiera en los caminos del cielo, hasta cada sonrisa gratuita que ha calentado más el alma que mil calefactores. Pasando por una ancianita que esperó a que su amor se fuera, y sufrió dos dolores: el de enterrar a su marido, y el de aguantar los furiosos embites de una muerte cabrona. Una muerte que, aun ahora, no logra llevarse a mami adoptiva, y espera mientras que ella, al fin placidamente, descansa antes del descanso.
Por tí, mami adoptiva.
L.
Las cronicas de Luxemburgo (I): p'allá que fui...
... como Alfredo Landa en "vente para Alemania, Pepe".
Solo que, en lugar de los embutidos landianos, yo llevaba una maleta con lo que sería el "Pack versatil para arraigar hasta en Marte":
colchón hinchable (gracias, Teletienda); mantuca leonesa de lana; juego de toallas -de zebra, ojo-; sobrecillos de jamon loncheado al vacío -por mor del fencingmaster-; juego de tres gallumbos del Dunne's y... la Perfekt, pues ¿qué iba a hacer yo sin mi Perfekt?.
Y allá que me planté, cual rechonchete Gary Cooper en solo ante el peligro, depositado por la aeroportuaria lanzadera (flibco: publicidad gratuita, que diría Marlo), que había tardado casi cuatro horas en trasladarme desde Charleroi.
Allá.
Con una temperatura de vértigo -pasa pronto: una vez congelado, ya ni la notas-; rodeado de gente por todos lados (...) y, ante todo, con una luminosidad nunca -en verdad nunca- vista...
(Seguiré otro día. Esto lo había escrito esta mañana -sí, me estoy despertando temprano por razones más que ajenas a mi voluntad-, pero las noticias que tuve después me han tirado el alma a los pies).
Solo que, en lugar de los embutidos landianos, yo llevaba una maleta con lo que sería el "Pack versatil para arraigar hasta en Marte":
colchón hinchable (gracias, Teletienda); mantuca leonesa de lana; juego de toallas -de zebra, ojo-; sobrecillos de jamon loncheado al vacío -por mor del fencingmaster-; juego de tres gallumbos del Dunne's y... la Perfekt, pues ¿qué iba a hacer yo sin mi Perfekt?.
Y allá que me planté, cual rechonchete Gary Cooper en solo ante el peligro, depositado por la aeroportuaria lanzadera (flibco: publicidad gratuita, que diría Marlo), que había tardado casi cuatro horas en trasladarme desde Charleroi.
Allá.
Con una temperatura de vértigo -pasa pronto: una vez congelado, ya ni la notas-; rodeado de gente por todos lados (...) y, ante todo, con una luminosidad nunca -en verdad nunca- vista...
(Seguiré otro día. Esto lo había escrito esta mañana -sí, me estoy despertando temprano por razones más que ajenas a mi voluntad-, pero las noticias que tuve después me han tirado el alma a los pies).
Ella tambien se va
La única persona que conozco que ha logrado engañar a la muerte (más bien,mandarla de vuelta por donde vino), se va. Pero no se va por no poder evitarlo (ya lo había hecho, y hasta tres veces, que yo sepa). Se va porque ya está todo en su sitio, y cree que ahora molesta más que ayuda.
Se va para no molestar...
Se va para no molestar...
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