jueves, 5 de diciembre de 2013

La verdadera fuerza

La fuerza no tiene nada que ver con la altura, la corpulencia o la masa muscular. No tiene que ver con el sexo, o con la capacidad que pueda tener un hijo de puta para sojuzgar a su mujer, imponer su voluntad o estrangular a una niña de rasgos orientales.

La fuerza es otra cosa.

La capacidad de percibir todo con una mirada
Cambiar todo un entorno con una sola expresion
Aguantar cien enfermedades, mil infecciones y algo llamado cancer sin una queja
Dejar que fuera otro quien se llevara los laureles, y estar orgullosa
Pasar por seria, cuando en verdad era preocupacion.
Adaptarse a mil entornos
Ser capaz de hablar de cualquier cosa, y con conocimiento de causa
Ser mujer, madre y compañera hasta el fin
Postergar su ultimo día hasta ver a quien se amó en su camino a lo que viene despues
Luchar contra los hombres, el tiempo y el mal, y vencer
Poner en fuga a la propia muerte, y decirla cuando podía venir

... Ya me despedí cuando te vi, encorvada por mas de un dolor, en el taxi saliendo del tanatorio. Hoy pienso en tí, sonrío, y no puedo dudar que Dios exista, pues necesito saber que, en verdad, no te has ido.

Buen viaje, Mercedes: tienes a quienes te echamos de menos, y a quien te espera con ganas. Tomaros un arroz con langostinos (ese que hacias tan bien) a mi salud a tu llegada y, por favor, cuidad de nosotros.

Tu Luis

1 comentario:

Anónimo dijo...

Realmente preciosas palabras y tan verdaderas...mucha emoción. Besos Luis
Pilar (tu cuñada adoptiva)