El dialogo del Keaton celebrity -que no actor- con la crítica de teatro -que no se da cuenta de que ella, tambien, es más celebrity que crítica- debería hacernos ver que no estamos viendo cine, sino teatro: y, además, en primera fila, justo detras de la nuca de cada personaje. O tan lejos que los rostros de los actores se desdibujan, hasta el punto de solo recordar los diálogos y la calidad de las interpretaciones.
Esta pelicula tiene dentro a Iñarritu, al Woody Allen de balas sobre Broadway, al Mamet de los grandes perdedores (que ni a morir atinan) y al Lubitch de ser o no ser.
De hecho, tiene tanto que me asombra que tanto haya gustado a tantos
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