jueves, 1 de septiembre de 2016

A vueltas con Stranger Things



Mola, de eso no hay duda. Pero no mola por el guión, sino porque los Duffer han logrado un catálogo visual razonado (guiño a mi querido Javi Ruilopez)de nostalgia ochentera.

Desde los créditos a lo Stephen King pasando por las figuritas de Kenner, las BMX de ET y todo -salvo el rape de la pobre Once-, todo está inventado. Otra cosa es la maestría en la hilazón. Porque si nos ponemos a tirar de influencias, si Stranger Things es una sabia mezcla de Cuenta Conmigo y ET en el apogeo de los juegos de rol artesanos, no hay mejor película sobre la visión de la infancia que matar a un ruiseñor. Y si no, vuélvanla a ver con los ojos de quien ha visto las mencionadas pelis, y verán que la belleza de la percepción infantil de una realidad hostil nació en dos niños que a su papá le llamaban por su nombre de pila: Atticus.

1 comentario:

Diaclone02 dijo...

Efectivamente. Uno de los puntos positivos que se lleva ésta serie no está en lo que cuenta si no en el cómo lo hace.
Si quieres buscar referencias durante el metraje las vas a encontrar porque, evidentemente, están ahí para que las veas y te metas en la historia. El mismo "modelo" de dirección está influenciado por los individuos que más sonaron entonces y muchos de los que aún estaban por sonar (véase escena final y compárese con El Señor de los Anillos de Jackson).
Múltiples referencias a la propia historia a lo largo de los capítulos "Debes sacar un ONCE para lanzar la bola de fuego"...
En definitiva un éxito esperado a través de su construcción sin por ello ser menos merecido gracias a su ejecución.