lunes, 30 de enero de 2017

Se nos fue Paloma Chamorro






La Movida tuvo su Old Grey Whistle Test. Se llamó La Edad de Oro, y a fecha de su último programa, el 2 de abril de 1985, habían desfilado por su modesto escenario lo más innovador de los 80, desde the Residents hasta Violent femmes pasando por Echo and the bunnymen, Aztec Camera o los grandísimos Smiths, todos en directo. Tal trasunto de genio lo supo llevar Paloma Chamorro, y no fue facil, pues a entrevistar a tipos tan complejos se añadía un auditorio más que proactivo que no dudaba en intervenir con todo tipo de comentarios. así, gentes como Serbando Carballar o Javier Furia se apeaban religiosamente de Aviador Dro o Radio Futura para hacer intervenciones que conciliaban su Zeitgeist con ese ánimo de hartazgo rupturista y rebelde tan propio de la Movida.

 Ayer se nos fue Paloma, pero queda su memoria, que hoy se une al de otras grandes como Blanca Sanchez Berciano o Juana Mordó, sin las cuales la Movida no habría llegado a ser lo que fue.

Va por Ud. Doña Paloma. 

Gracias de parte de todos

viernes, 27 de enero de 2017

El niño en David Nebreda


Ahí le tenéis. 
En su majestad de Dios para muchos,
gurú atroz, intenso,
sangrante.
Encerrado en un piso que es él mismo.

Pero ahora, (behold):
cansado
harto de ser él,
harto de que duela,
harto de no poder escapar
-salvo quizás, al despertar, los segundos hasta que recuerda quién es-

aprovecha el agotamiento
Íntimo
Único
de quien siempre está de guardia
para cubrirse y
¿quizás soñar?
que alguien
¿quizás ella?
Le salva con su escudo de lana entretejida hace 100 años.

Pero los gigantes son muchos,
el sueño de la locura no produce razón
y no sabemos si al morir dejamos de soñar
(O de sufrir)

L.

P.S.- A David Nebreda: vivas donde vivas, estés donde estés, descansa. Tápate con tu hada, y déjate acunar por lo bueno -que no tiene por qué ser bello-. Se te quiere.

domingo, 15 de enero de 2017

Los finales de Shakespeare (que son los nuestros)



¿Condena el autor a la realidad cuando plasma en papel la predicción de su cierto futuro, o solo revela que la realidad de cada uno no es para los demas sino una ficción? ¿Somos la materia de que están hechos los sueños, los actores que bajan del teatro finalizada la obra, seres de humo condenados a disolverse en la nada...?
La nada, ese todo de que salimos y al que volvemos, rezando para que al menos ella nos recuerde. Pero ¿quien recuerda al que recuerda? 

El tejido de la realidad, como el del espacio-tiempo o el genético, es tan frágil que, por mucho que lo pensemos inmutable, la parte más poderosa de nuestras mentes lo rasga una y otra vez cada vez que, cerrados los ojos, toma las riendas de nuestros sueños para jugar con nuestra percepción de lo que es lineal.

No hay flecha del tiempo, unidireccionalidad, lineas o nominalismo. Son todo trampas para eludir la gran verdad de que ni somos, ni sabemos nada, pues, quizás y al final de todo, solo estemos hechos para vivir hasta que dejamos de hacerlo.

...¿Fine?

Buen viaje, Luisa. (Cuando llegues y comprendas, recuérdanos).

jueves, 12 de enero de 2017

Triumviratos nada descabalados


Goya, Gutierrez Solana y Ricardo Baroja
Blake, Roland Topor y Günter Grass
Deineka, Bellows y Sironi
Sempere, Palazuelo y Gomez Perales
Jose Hernandez, José Benitez y Soravilla
Eduardo Arroyo, Lucio Muñoz y Alcaín
Brinkmann, los Franciscos, Peinado y Hernandez
Carlos García-Alix, Sergio Sanz y Arturo Marian
Perellon, Goñi y Mingote

(Tapies, Chillida, Saura, Zobel, Barjola, Naranjo, Hernandez Mompó, Guinovart e.a., para otro post. Sorry)

lunes, 9 de enero de 2017

Gracias, Alberto


La entrada al purgatorio al lado del rosal místico. Donde debe estar. Mas historia de redención, donde los árboles pasan a salvarse al lado de la metáfora del cordero

viernes, 6 de enero de 2017

Armas mortales de necesidad que ud. puede hacer en su casa (I): el croissant boomerang




Indestructible, impermeable y ergonómico, el croissant asesino lo puede Ud. hacer facilmente en el horno de su casa, con todas las garantías de impunidad: lo lanza, cumple su mortal funcion, vuelve a sus manos y lo puede hacer desaparecer mediante simple ingestion, como el jamon de Almodovar. 
Consulte nuestro catálogo. En breve, la galleta de café impermeable, óptima para operaciones de asalto submarinas.

lunes, 2 de enero de 2017

Filmoteca Aligustre V. Amor, de Haneke, y la niebla, de Sung-bo Shim



Al final no pude eludirlo más. Me armé de paciencia y me dejé convencer por Jota de que no cabía sino batirse con el Amor de Haneke. Y salí, lógicamente, perdiendo.  A su lado, la Niebla de Sung-bo Shim se quedó en un refrescante calabobos que, he de reconocer, se agradeció por lugar común, conocido y, por ende, refrescante.
Hay muchos cuentos, nada ficticios, sobre lo que nos depara la vejez. El del nieto que se niega a darle toda la manta a su abuelo porque guarda la mitad para cuando le llegue el turno al padre; el del sabio que predijo que su asesino moriría poco después que él.... De todos, me quedo con una frase que, según algunos, coronaba la entrada de cierto asilo:

"como tú estás, yo estuve. Como estoy, estarás".

El realismo es el miedo a lo que nos puede pasar, por posible. Si esa posibilidad se sustituye por la certeza de lo que -si vivimos lo suficiente- inevitablemente llegará, no hay película de terror que lo iguale, por ser aquel más anticipación que el juego mental que, al fin, es toda película de miedo. Vemos el terror para aliviarnos de lo que al caer el telón sabemos irreal. No se qué nos empuja a ver realismo. Sí, había que ver Amor. Y sí, es una película que goza de la oscura belleza de un desenlace mejor que fatal. Pero para quien ha visto visos de ese amor, ha olido el aroma a galleta mojada en bebida de cacao, sudor, abandono e inevitable decadencia que impregna esas casas (grandes o pequeñas, siempre huelen a lo mismo), el amor no llega a serlo todo. Amor es lo que hubo antes, no el torpe desenlace que la vida provoca. Y, no se si por edad o miedo, hubiera preferido una película como Paterson, sobre el amor que se vive, a una película como Amor, sobre el amor ya vivido. 

Tan buena que no habría que verla, pues no estamos preparados. Y yo, personalmente, nunca lo estaré. Ni para Amor, ni para Mar adentro, you don't Know Jack o Guzaarish. Y no por huir del dolor, sino por volar hacia él en la constancia y conciencia de haber vivido una buena vida.

Propuesta de guion Dickensiano, homenaje a la Flow de David Martinez

Padre con hija pequeña objeto de abusos psíquicos por parte de su pareja acaba siendo expulsado de su puesto en la funcion publica y vuelve a la Asturias de sus abuelos, a vivir de la caridad de una pequeña aldea vaqueira en la zona de Tineo. Allí se produce una serie de pequeños milagros y la cosa no termina bien, sencillamente porque abre otro principio

domingo, 1 de enero de 2017

Situación actual del mercado del arte en España y perspectivas de... ¿futuro?

Ante todo, feliz año, que comienzo sobrio (si bien no sobriamente); sin resaca de naturaleza alguna y aquí en Sevilla, cuna de la luz más clara que haya visto nunca, para verter dos ideillas sobre el coleccionismo de arte, el negocio a que éste ha dado sempiternamente lugar y la situación actual, a fecha de hoy, en España, en mi mas que ignorante visión.

Aserto básico: soy coleccionista. Modesto. De hecho modestísimo, como buen funcionario.

Segundo aserto (éste, inmutable): No soy (ni seré, ni quiero ser) un David Nahmad, la fundación de ningún banco que quiera eludir legalmente impuestos, una Gagosian o aspirante a futuro vendedor bohemio. Solo soy el enésimo friki de aquella belleza que unos pocos privilegiados son capaces de crear y plasmar en soportes tradicionalmente ancestrales, cual son el papel, el lienzo o la tabla a través de pigmentos, tórculos o cámaras de fotografía (sobre todo Leicas enfundadas en fundas viejas de cuero cuarteado). 
Siempre me pirró lo bello y su posesión, qué le vamos a hacer. Pero, eso sí, me centro en coleccionar arte de gente a quien quiero, aprecio o, al menos, he admirado por una u otra razón. Los pintores malagueños que tuve el privilegio de conocer; Carlos García-Alix, Sergio Sanz y un puñado de artistas contemporaneos con quienes departo llenan algunas de mis horas. Y si Juan Manuel Bonet no hubiera publicado su magnífico diccionario de vanguardias españolas, todavía -con mucha suerte y mas paciencia-, encontraría alguna obrita menor de algún vanguardista español en el Rastro o en los Encants. Pero como eso se acabó, me dedico a suspirar, pensando que cualquier día encontraré un Picasso o un Goya escondido detrás de un espejo antiguo, ocultado durante la guerra civil por algún burgués de buena familia para evitar los saqueos.

Como eso todavía no ha pasado, disfruto intentando identificar a grandes artistas de este pequeño país, a ojeadores natos que desconocen que lo son, a galeristas si no honrados, al menos justos y aprender todo lo posible de un par de amigos coleccionistas-artistas que para poder comprar obrones sin que ello les cueste el divorcio, me van vendiendo sus obritas, en la eterna evolución del coleccionista friki (gracias, Señores Javiermayte, Gross y Mauro, por tanto saber que me habéis regalado). Y lo que saco de todo esto es, sobre todo, la excusa para departir con gente excepcional, con un culturon del cuatro y de quienes aprendo cada segundo que estoy con ellos. El coleccionismo, al final, se queda en una excusa para hablar de Sandoval con Carlos, del Sida en las cárceles madrileñas ochenteras con Alberto, de Soutine con Paco o de lo Guardias Civiles que Franco le puso a Morcillo, con Mauro. 

Si a esto le añadimos que profesionalmente me toca saber de derecho financiero e impugnaciones de prohibiciones de exportación de obras de arte, así como que debo ser de los primeros que me metí en eBay y Todocoleccion cuando todavía era ibazar, unido al hecho de que mis amigos artistas se desahogan en mi hombro y que mi cara de inocente (por no decir otra cosa) atrae a los galeristas más golfos del orbe, me creo legitimado para escribir cuando menos estas lineas.

Dicho lo cual, puedo concluir que coleccionar arte es casi tan difícil y ruinoso como intentar vivir a su costa. Arte es, desgraciadamente, lo que Peggy Guggenheim en su día y los grandes galeristas ahora, digan que lo es. Id est, la bondad del arte es configurada en cada momento por quienes quieren vivir a su costa, que es poner al lobo a vigilar las ovejas. A este núcleo duro hay que añadir ojeadores, comisionistas, agentes, advenedizos, mecenas, herederos, vaciapisos (legales e ilegales), brokers, ex-parejas sentimentales con derecho a pensión compensatoria, hijos que solo valen para pedir la ultima versión  del iPhone, familiares buitres, asesores financieros, juristas desaprensivos... toda una pléyade de gente cuyo objeto y fin único es vivir a costa del pobre creador que, empero, nunca fue demasiado bueno con los números y, ademas, cuando le llega una cantidad la funde en dos días, normalmente en actos de generosidad. Y así llegamos al surrealismo último, en que un artista consagrado que reporta decenas de miles de euros a su galerista o mecenas, no tiene para conseguirse un espacio donde trabajar a gusto, irse de vacaciones donde no le molesten o, a veces, comer bien, tomarse una copa o comprarse ropa porque, ademas, el contrato que ha firmado con su galería es tan leonino que no puede siquiera pagar una comida con un dibujo, a riesgo de que se le eche encima medio Colegio de Abogados. Todo esto lo he visto yo.

En suma, no estamos asistiendo a una mercantilización del mercado del arte. Eso ya ocurrió. Cierto es que la crisis hizo mucho daño, pero quizás los activos de inversión que menos se resintieron con la misma fueron las obras de arte, mas revalorizadas que el tradicional patrón oro, y esto nunca lo supieron los propios creadores. Si no, vayan a Suiza, hagan un compromiso de compra bancarizado en cualquier entidad de crédito de las grandes, y verán que lo que mas se guarda en Zurich, Lausana o el próximo "puerto franco" pegado al aeropuerto de Luxemburgo no está hecho de diamantes, sino de lienzo y bastidor. 

Estamos asistiendo a la revisión unilateral y global del concepto y parámetros de lo que es arte más vergonzosa de la historia. Espero que coleccionistas, artistas y público en general tengan la moral y las ganas de usar los instrumentos que la globalización, las redes sociales y la técnica ofrecen para poner coto a tamaño atropello. Si no, el arte de verdad, ese que nos hace llorar sin saber bien por qué, morirá por desaparición, tedio o autodestrucción de sus creadores.

Que este sea el año