lunes, 2 de enero de 2017

Filmoteca Aligustre V. Amor, de Haneke, y la niebla, de Sung-bo Shim



Al final no pude eludirlo más. Me armé de paciencia y me dejé convencer por Jota de que no cabía sino batirse con el Amor de Haneke. Y salí, lógicamente, perdiendo.  A su lado, la Niebla de Sung-bo Shim se quedó en un refrescante calabobos que, he de reconocer, se agradeció por lugar común, conocido y, por ende, refrescante.
Hay muchos cuentos, nada ficticios, sobre lo que nos depara la vejez. El del nieto que se niega a darle toda la manta a su abuelo porque guarda la mitad para cuando le llegue el turno al padre; el del sabio que predijo que su asesino moriría poco después que él.... De todos, me quedo con una frase que, según algunos, coronaba la entrada de cierto asilo:

"como tú estás, yo estuve. Como estoy, estarás".

El realismo es el miedo a lo que nos puede pasar, por posible. Si esa posibilidad se sustituye por la certeza de lo que -si vivimos lo suficiente- inevitablemente llegará, no hay película de terror que lo iguale, por ser aquel más anticipación que el juego mental que, al fin, es toda película de miedo. Vemos el terror para aliviarnos de lo que al caer el telón sabemos irreal. No se qué nos empuja a ver realismo. Sí, había que ver Amor. Y sí, es una película que goza de la oscura belleza de un desenlace mejor que fatal. Pero para quien ha visto visos de ese amor, ha olido el aroma a galleta mojada en bebida de cacao, sudor, abandono e inevitable decadencia que impregna esas casas (grandes o pequeñas, siempre huelen a lo mismo), el amor no llega a serlo todo. Amor es lo que hubo antes, no el torpe desenlace que la vida provoca. Y, no se si por edad o miedo, hubiera preferido una película como Paterson, sobre el amor que se vive, a una película como Amor, sobre el amor ya vivido. 

Tan buena que no habría que verla, pues no estamos preparados. Y yo, personalmente, nunca lo estaré. Ni para Amor, ni para Mar adentro, you don't Know Jack o Guzaarish. Y no por huir del dolor, sino por volar hacia él en la constancia y conciencia de haber vivido una buena vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Demagophobe. Te reencuentro después de mucho tiempo (nunca me han interesado las cosas del Principado)y veo que sigues tan empanado como siempre. Pero he de reconocer que al parecer tu gusto cinematográfico ha mejorado notablemente. Vas por buen camino. No desesperes.