miércoles, 13 de agosto de 2008

gente prescindible e imprescindible

La persona en quien yo creo dice que nadie es imprescindible. Y estrictamente es verdad. Podemos sobrevivir sin personas concretas, mientras tengamos las necesidades cubiertas de un modo u otro. Nadie es imprescindible. Nadie es esencial. Desde un punto de vista físico. Somos seres de satisfacciones, y como tales, necesitamos alimento, bebida, sueño, cuidados, amor. Y amar. La cuestión es si el quién es realmente esencial. ¿es realmente importante en quién depositamos nuestra necesidad de amar, o todo lo que necesitamos es cubrir esa necesidad, como cualquier otra? Creo que éstas son aguas procelosas y dadas a la autohipocresía, por lo que bajaré el pistón y haré una nueva pregunta: hay gente de quien se puede, debe o es preciso prescindir? a esa pregunta, un rotundo sí. Y sí hasta el punto de que, de vez en cuando, hay que prescindir de cierta gente, porque es necesario depurar dónde sepositamos nuestros sentimientos. A veces, las circunstancias, el trabajo, las desgracias o felicidades nos ponen justo delante -juste en face, que dicen los franceses y queda más bonito- de gente que, por el mero hecho de estar en ese ahí, en ese entonces y con esa expresión, llega a adquirir una serie de cualidades que nunca tuvieron, y que, creemos les hacen merecedoras de nuestra confianza, nuestra amistad o incluso, en ocasiones, lo que creemos que es amor. Error. Porque, con el paso del tiempo llega un momento en que no nos queda sino afrontar realidades que, por lo brutal de las mismas, en muchas ocasiones tendemos a perpetuar para no tener que aceptar. Y así, y siento decirlo, el egoista será siempre egoista, la rémora será siempre rémora, el que no sirve para nada nunca servirá para nada, y el cabrón -o la cabrona, en homenaje a nuestra Bibiana-, nunca dejará de volver tarde a casa. Y el tiempo pasa, y no mejora las cosas, ni las mejorará. Hay que afrontar las cosas y prescindir de aquello que no vale. Y cuanto antes, mejor. Lo que quede, valdrá. Y respecto al saber estar, y a las consecuencias... sólo se vive una vez, señores, y realismo no está reñido con educación. Y si nos centramos en la gente que realmente vale, o cuyas cualidades valoramos más que sus defectos desde un principio, habremos comenzado a ser felices. Lo demás tiene muchos nombres: inseguridad, inferioridad, necesidad de aceptación, miedo al qué dirán, a haber metido la pata... pero al final, no es sino tiempo -vida- tirada a un pozo siempre vacío. Buenas noches.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tienes mucha razón, Nadie.Lo difícil está en saber quién no te aporta, quién es de verdad prescindible... y luego tener coraje para apartarlo, para que no te robe lo más preciado: el tiempo, la vida. Ahora que estoy de vacaciones podré curiosear más por tu interesante blog.El Pretoriano

demagophobe dijo...

Se bienvenido, pretoriano. Todos sabemos quien es imprescindible y quien no, pero hace falta valor para enfrentarse a ello. Mucho. Suerte.