Por respeto a sus hijos, amigos de verdad, no pondré más que dos frases: se fue rodeado de los suyos, y creo que debió irse feliz al darse cuenta de que estaban todos allí. Descansa en paz.
Aquí no tengo nombre, para que seamos todos. Aquí no me llameis por mi nombre porque, como Ulises, soy nadie y, así, nadie podrá hacer suyas todas vuestras voces.
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