lunes, 1 de octubre de 2012

William Blake en Caixaforum: no se la pierdan



Todo lo que he podido adquirir de Blake es un grabado de Blake Scott, con lo que es y no es Blake. Y no he parado hasta poseer algo de Blake, porque con él pasa como con Goya, Picasso o el Bosco: fueron tan adelantados a su tiempo que quienes les sucedieron tuvieron que acogerles como parte integrante de cada uno de sus ismos, so pena de que fueran demasiado evidentes las influencias (llamémoslas, a veces, plagios). No es ya la evidente influencia en los prerrafaelitas o simbolistas, tanto en estilo como en temática-, sino en Chagall y tantos otros contemporaneos, asidos, entre otros, a la obra de este visionario tan prolífico y complejo que tuvo que recurrir a dibujar lo que vertía en verso, para que los demás le comprendieran. De tal modo, los versos son imágenes y las imágenes, si se las permite llegar sin procesar al corazón, despiertan impresiones. Sus visiones de la Divina Comedia, el Paraíso perdido, la caída en desgracia de Luzbel. Sus propios panteones, creados ex novo sin rubor. Sus dragones, Behemoths, Aves Fénix, espíritus de pulgas... no son sino partes de nuestro imaginario subconsciente ancestral, sacadas a la luz por uno de esos pocos capaces de hacerlo. Barceló es capaz de controlar su monstruo interior, y someterlo a la disciplina de una mera racionalidad: Blake le puso rostro, forma humana y voz escrita.

No se la pierdan, por favor (encima, la exposición incluye obras de Beardsley, Millais y simbolistas: ¿por qué no han hecho un catálogo, leche?)

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