domingo, 19 de octubre de 2014

El precio de olvidar la Historia

Tendemos a olvidar la Historia, y no nos damos cuenta de que efectivamente el precio a pagar es repetir sus peores capitulos. Hay una historia puta (la que solo se acuesta con los vencedores), una puta historia (la de los vencidos) y muchas otras, con distintos calificativos igualmente protervos. Pero tambien hay una Historia maestra, que tendemos a olvidar con consecuencias nefastas: en este caso, las que derivan de ignorar el respeto por las convicciones más intimas de quienes nos rodean.

El ejercito britanico introdujo, allá por 1857, un nuevo fusil cuyos cartuchos, recubiertos de papel que se arrancaba de un mordisco, fueron envueltos con una grasa especial.

Hasta aquí, todo correcto.

El problema es que entre los cipayos -soldados indios al servicio de la Compañía de las Indias Orientales-, se corrió el rumor de que esa grasa era de cerdo o vaca, animales sagrados para musulmanes e hindus, respectivamente.

De ahí a la negativa generalizada a usar los nuevos cartuchos transcurrió un tiempo minimo, y de dicha negativa al llamado motin de los cipayos de 1857, todo fue uno. Tal "motin" casi acaba con el imperio britanico en la India, y constituye aun hoy un capitulo negro en la historia de la antigua colonia.

Hoy se profanan por igual tumbas de judíos, iglesias cristianas en paises arabes y ayunos musulmanes a lo largo de todo el orbe, pensando que todo es aceptable, que nada pasa.

O sí.

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