jueves, 18 de junio de 2015

La niña y la realidad

Erase una vez una niña soñadora con la que la realidad no pudo.

Su visión de un mundo mejor la llevó incluso a encerrar en lo más escondido de su corazón lo que hicieron a su novio cuando era joven. Y así se agarró al sueño de un mundo mejor, y fue contagiando con ese sueño a mucha gente, harta de una realidad fea, egoísta y fría. Y así la niña que soñaba llegó al poder, aupada por buena gente que, como ella, también creía en ese mismo sueño. Porque sin sueños, despertamos al hambre, la impotencia, la ira y, al final, la rabia y la violencia.

Pero cuando llegó a ese poder se dio cuenta de que el poder es la gestión de la realidad, no de los sueños, para poder permitir precisamente que la gente sueñe. Pero si bien se llega al poder con sueños compartidos, no se puede gobernar prescindiendo de unas realidades que, por feas que sean, son las que verdaderamente hay que gestionar para, poco a poco, permitir que la gente sueñe.

Y vio que al final se había topado con la realidad, que la realidad no entendía de sueños, y...

(seguirá)

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