Dentro del proyecto de un futuro Museo Madrileño del Comic, una de las Salas está obligatoriamente dedicada a un fenómeno cruel pero que, en el caso del trabajo de dibujantes e ilustradores, ahorró a sus protagonistas la perspectiva menos amable de toda emigración. En los años 50, una serie de Agencias de Representación de Artistas (en este caso, de dibiujantes e ilustradores) dieron el salto fuera de nuestras fronteras: primero a Inglaterra (destino la editorial Fleetway), Francia u Holanda y, posteriormente, saltando el charco a los USA (destino, la famosa Warren Publishing, donde genios como Pepe Gonzalez o Enric Torre Prat enamoraron los editores americanos). Cuando se habla de tan peculiar emigración de arte -que no de los artistas- se piensa principalmente en tres agencias: la Bardon Art, del recientemente fallecido Jordi Macabich; Creaciones Editoriales, adquirida por Francisco Bruguera a finales de los 40 y, principalmente, la Selecciones Ilustradas de un Josep Toutain que, siendo buen dibujante y guionista, sobresalió como emprendedor y visionario. Sin él, hoy el comic no sería lo que es.
La lista de dibujantes e ilustradores españoles que publicó en el extranjero a través de estas agencias es mucho más amplia de lo que se podría pensar: decenas, encabezados por monstruos como Pepe Gonzalez, Enric Torres Prat, Victor de la Fuente, Sanjulian, los tres Badía, Esteban Maroto, José Ortiz, Longarón.... Una lista solo superada por la influencia que tuvieron en todo el mundo del comic internacional. Influencia que hoy, más que nunca, debe recordarse y reconocerse, al ser fruto del esfuerzo y, en gran medida, de la transgresion que en los años 60 y 70 suponía dibujar en los USA al margen de los dictados de la sacrosanta Comics Code Authority (aun hoy, y si no, miren lo que acaba de pasar con la portada de catwoman de Manara, en pleno siglo XXI). Hoy la transgresión se premia y se percibe como arte, aun antes de la propia experiencia estética. Hoy, el legado de la Warren y Skywald, junto al comic Underground de Crumb y otros gigantes, derivó en los primeros coqueteos de Batman con lo gótico; paulatinamente en una DC cada vez más experimental y, ultimamente, en la Vertigo de obras cumbres como Miracleman, la Cosa del pantano de Alan Moore, el Sandman de Gaiman y tantos otros.
Pero sin los pioneros, nada de esto habría pasado.
Tengo el honor de haber conocido -y llamar amigos a bastantes de ellos- a monstruos como mi querido Antonio Bernal, Enric Torres, Badía Romero... y a otros tantos de sus sucesores, jovenes españoles que hoy, desde casa y ya a través de Internet, reviven cada día la gesta de sus mayores (Vicente Cifuentes, Salvador Larroca, Carlos Pacheco...) y son considerados por Marvel y DC de entre sus mejores activos.
En estos tiempos convulsos en que, más que furia, lo que hay es rabia y desorientación, es bueno recordar que en esta piel de toro el arte y el genio siempre existirán.
miércoles, 10 de junio de 2015
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