martes, 9 de octubre de 2007

De la posibilidad de escapar a la naturaleza

A raíz de un reciente curso en León se confirmaron mis más oscuras sospechas: no podemos escapar a la naturaleza y sus leyes, del mismo modo que no podemos sustraernos a la envidia, el egoísmo, la vejez o el exeunt omnes. Elliott, el gran Dios del análisis bursátil, no hizo sino lo mismo que hicieron los que examinaban los copos de nieve, los nautilus, los helechos o las grandes obras de la pintura. Newton no sólo descubrió la ley de la gravedad, sino que se atravesó el centro del ojo con una aguja, para descubrir el nervio óptico y comprobar que la proporción del ojo humano encierra la misma relación que los brazos, la nieve, los helechos, los abetos. La proporción aurea subyace no sólo a la belleza: impregna lo minúsculo para trascender y regular las reacciones mismas de los mercados bursátiles, los bulk markets, hasta el punto de poder prever al céntimo los soportes y resistencias de los distintos impulsos bursátiles. Usando el Visual Chart para comprobar los gráficos del mercado continuo –media horita para hacernos una impresión de todos los valores-, una vez identificado el comienzo del segundo impulso –superación de un segundo lateral-, no hace falta más que trazar una línea con 0,68 y 0,32 y operar sobre las variables resultantes. El resto, apalancarse con lo que se disponga y recurrir al Hanseatic Brokerhouse para CFD’s. Y esto ya lo suponía Fibonacci, y los matemáticos griegos, y el rostro de las vestales. Nunca podremos escapar a lo que somos, por mucho que corramos, y las novedades se agotaron, hace mucho, cuando el mundo se creó.

2 comentarios:

Quim dijo...

¡Cómo me gustas cuando te pones empiricista y racionalista! Si lo hubiera -- algo que no descarto hasta que la ciencia lo desmienta definitivamente -- te reservo plaza en el infierno.

demagophobe dijo...

Bueno, eso viniendo del hijo de un cuasi-candidato al nobel de economía, no sé si tomármelo a bien o a mal. Por cierto, mi email todavía espera ciertos reenvíos sobre conspiraciones internacionales etc, etc... Respecto a la plaza en el Infierno, me apalanqué, y mis ahorritos los invertí todos en garantías de opciones y, sobre todo, futuros, tanto en el lugar subterraneo en que siempre es verano, como donde todos llevan togas blancas y vuelan (por si acaso). Ah, cuando dejes de hacerte el gallina, jugamos al prisionero y luego nos echamos un duopoly, a la salud del colega Cournot.