miércoles, 3 de octubre de 2007

Hay gente que en poco tiempo deviene tan importante en nuestras vidas, que con el día a día olvidamos el privilegio que supone compartir momentos y trabajo con ellos. Esa gente, una de las cosas que merece, es que se respete su dolor. Por eso termino en esta línea. Pero llenaría todo el espacio de Internet con tal de aliviar, siquiera un segundo, todo el inmerecido e incomprensible sufrimiento que la vida a veces, repentinamente, nos provoca. Estamos aquí, contigo, acompañándote. Y sabes que todo el mundo te quiere, Maestro.

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