Me llaman el marino
porque dicen que tengo una novia en cada puerto.
La verdad es que nadie me espera,
ni tengo donde caerme muerto.
Y de cama en cama, y de regazo en regazo
lo que de verdad busco, y siempre se me niega
Es un cobijo, un te quiero, un solo abrazo
Y al final, entre buque y buque, bandera y bandera,
Cuando marche para siempre, no quedará ni un recuerdo.
Me llaman el marino, porque huelo a aventura
Cuando la más importante, la única que deseo
es música, que ya quedará siempre sin partitura
Y por mucho que pretenda esconder cómo realmente me veo
La verdad es que un día devine un perro que ya sólo aúlla.
Me llaman el marino, y aunque navegué muchos buques,
Y puede que hiciera historia,
Sólo deseo que me escuches,
Para no morir, siquiera en tu memoria.
(Buenas noches a todos, y que vuestro insomnio sea por causas que valgan realmente la pena)
miércoles, 17 de octubre de 2007
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3 comentarios:
Me ha gustado mucho, por su bella factura y por el mensaje que transmite, alineado con el subtítulo de tu blog (lo de "Si no nos reconciliamos con el animal que llevamos dentro, nos devorará, destrozando nuestras vidas"). Pero recuerda, no basta con reconocer la necesidad de un cambio. Además, debes adoptar las medidas pertinentes (incluido, si es preciso, modificar el enfoque habitual de determinados temas) para que dicho cambio se pueda materializar. Ya sabes que no soy una persona demasiado devota, en el sentido católico del término, pero en este caso la jerarquía acuñó una expresión que viene al pelo: propósito de enmienda.
No es fácil, pero tú puedes. Ánimo, tienes todo mi cariño y apoyo, como siempre.
Realmente bonito! Espero tener mas tiempo la proxima vez que pase por Madrid (que sera en breve) para que hablemos largo y tendido. Un beso
Cuando quieras y bien puedas, Doña Susana. Un placer tenerte por Madrid, espero que, en breve, con algo más que la mochila. Salut à la France, et fais gaffe avec le Sarko, puisqu'il vient de se divorcer...
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