martes, 16 de junio de 2009
El sueño de Alexandría (The fall).
Tarsem por aquí, Tarsem por allá... Si le añadimos dos monstruos como Fincher y Spike Jonze con ansias de producción onanistas, sale una película así. Los escenarios, increíbles; la puesta en escena, brutal; el color, el vestuario, las simetrías que forman la belleza... omnipresentes a lo largo de toda una película que no es una película, sino una sucesión de cuadros prerrafaelistas, de reflexiones de Wyeth, de sueños simbolistas, de mil colores soñados y mezclados (o no) por Pollock, Rothko, Twombly o Dave McKean. Curiosas las similitudes subconscientes con otra película especial como "the fountain" (la fuente de la vida), en que Rachel Weisz y, sobre todo, Hugh Jackman, extrañamente lo bordan. Pretendidamente basada, a su vez, en otra película, Yo Ho Ho de Zako Heskija, que tendré que intentar localizar para concluir si sí, o si no. Por favor, no hagan caso al aparente dinamismo que muestran sendos trailers. Ambas películas son para degustar con tranquilidad, disfrutando de los colores, los escenarios y los paisajes. De todo punto aconsejables, buenas para delimitar la verdadera naturaleza del acompañante-acompañanta. Si bien éstos suelen ir avisados (y por ende, preparados) a pelis como "el séptimo sello", "los siete samurais" o "el cielo sobre Berlín", estas dos maravillas visuales pillan por sorpresa y descubren facetas que, quizás, no queríamos aceptar: de ellos y, desgraciadamente, nuestras. A disfrutarlas
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