Esta vez, en el tiempo libre que logramos negociar a la Universidad, tocó la Amazonía. De Ambato a Baños, de Baños al Puyo, del Puyo al Tena, Napo... y así, en dirección al Coca, remontando el Pastaza en su camino a unirse al Amazonas. Visitamos la casa del Suizo -un alma grande que recogía los restos de las grandes obras de las petroleras para hacer puentes a los indígenas- y, entre medias,
canelazos entre pasillos y Sanjuanitos,
helados de Salcedo de vuelta a Quito,
colada morada con pan del Pinllo, último recuerdo del día de difuntos
historias de los tres Juanes,
frases míticas
Pilseners con Llapingacho
Astrid y Gastón (Daniela, la tercera en discordia, no llegó)
secos de chivo en lugar del Chontacuro
cuero de Quisapincha y camisetas falsas del equipo nacional ecuatoriano (para ver debidamente el encuentro con Perú)
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