Quieto, vuelo.
No necesito moverme,
ni tomar velocidad,
para destrozarme el cuerpo;
para caer desde la altura hasta lo profundo.
Me basta con mi locura,
con mi caos
con eludir las señales,
haciendo caso omiso
a voces,
a miradas,
a tristes,
preocupados
murmullos de quienes previeron lo evidente.
Todo hombre se suicida, al menos una vez en la vida.
Solo que no saben que,
o bien sobrevivieron,
o bien estan muertos.
jueves, 17 de noviembre de 2011
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