lunes, 25 de marzo de 2013

De La Luna de Madrid hasta Matador, pasando por Sur Exprés o el inimitable Canto de la Tripulación




Ni el DVD, el iPad, los tweets o la leche en verso. Las tendencias siempre precisarán de los soportes papel o fotográfico para expandirse. Y el mejor ejemplo, la movida madrileña. Ese subproducto maravilloso que creció -junto con la adicción al jaco, las obras de Crumb o los vinilos underground- gracias a las bases americanas (gracias por el soplo, Carlos), asentadas en una España que todavía no sabía lo que era, pero sí lo que había dejado de ser.

En esa época no es que todo fuera experimental: es que todo se experimentaba. En palabras recientes del irreductible y maravilloso Carlos García-Alix, es que nadie sabía lo que se estaba metiendo. Y de ahí la inocencia, la transgresión, y las ganas. De los experimentos sexuales de Chus Lampreave sobre Alaska hasta los prince Albert, la heroína, el techno sobre Trompisones o los primeros fanzines, las cosas se movían tan rápido que había que documentarlas, inter alia, para evitar que desaparecieran. Y ahí surgió, en Noviembre de 1983, la revista "la luna de Madrid", el hijo preferido -al menos, en su primera redacción-, del presciente Borja Casani, quien la llevaría de la mano hasta el verano de 1985: fecha en que su natural sustituta, la Sur Exprés, ya estaba asentada desde su nacimiento en diciembre de 1984. Estas dos revistas serían, a su vez, el germen del germen, y me explico. Fue una conversación en 1988 sobre cómo entrevistar a Domingo Ortega lo que daría lugar a la reflexion de García-Alix (esta vez, Alberto) sobre la posibilidad de reunir a los amigos en torno a una tabla y dos borriquetas, y crear algo nuevo. Reflexion ésta que pariría, en 1989, el primer número -de los 10 que saldrían- del Canto de la Tripulación, la que considero la revista más espontáneamente genial de toda la historia del Madrid -y quizás, de la España- del último cuarto de siglo.

El Canto de la Tripulación no es una revista fácil de leer y mucho menos, a fecha de hoy, encontrar. A salvo de tres números que todavía puedan quedar en la Kikekeller (atención especial al 7, dedicado al inimitable Ramon Gomez de la Serna), buscar los 10 ejemplares de ECT es como buscar la caja de Colgate donde regalaban el muñequito del retorno del Jedi, el madelman 2001 o militaria original de la División Azul: empresa imposible, que no por ello, menos tentadora.

Por el Canto de la Tripulación ha pasado el mundo de sendos García-Alix: motos, tatuajes, mujeres, arte, la fotografía de Alfonso, la poesía de Pedro Luis Galvez, el Madrid turbio de las checas, el comisario Lino, Ruiz de Letona, la Patro, los pistoleros... y las fijaciones de ese grupo de amigos, desde Ceesepe hasta Gonzalo García Pino, que lo mismo se enchuzaban en Tanger que en las antigua sede del Pombo, o los Stands de ARCO. Un grupo otrora unido, al que la vida, el tiempo y eventualidades cardiocoronarias o de otra índole acabó por separar, y que hoy perdura en las páginas de una revista que vale la pena buscar hasta la extenuación, se lo aseguro.

Hasta hace poco pensaba en Matador. Ahora la acompaña, también, el Canto de la Tripulacion.

L.

PS.- Se aceptan (no, mejor SE SUPLICAN ejemplares: contactar bloguero)

1 comentario:

La Gran Tigra dijo...

Hola, desarmando casa y vendiendo colecciones. Tengo varios del Canto de La Tripulación, algunos agotados, de La Luna de Madrid,del Europeo y más.Si esta interesado puedes contactar conmigo en : lagrantigra@gmail.com. Saludos.