La segunda mitad del siglo XX español parece, cuando menos, incómoda: a nivel político, a nivel social, a nivel territorial... y parece que ha sido condenada ad oblitum, como un Diocleciano cualquiera. Lo malo es que, como las antiguas condenas romanas, la destrucción de cada busto del apestado en cuestión conllevaba la muerte de una obra de arte única y su desaparición sine die del tiempo. En el caso a examen, el empeño por borrar 50 años de historia política de un plumazo está llevando al progresivo debilitamiento del recuerdo del arte de entonces.
Hay toda una generación de artistas en peligro de extinción: aquellos publicados por Aguilar, Destino o incluso Bruguera, que están desapareciendo iremediablemente. El recuerdo de Martín Recuerda, Lauro Olmo, Tomás Salvador, Barbeito, Lorenzo Goñi, Celedonio Perellón y tantos otros va desapareciendo de la memoria común, involuntariamente asociado a la época en que vivieron.
Acabo de rescatar una serie de grabados eróticos de una adaptación del sutil Gamiani que Perellón ilustró allá por el año de nuestra Constitución: 12 grabados nada sutiles, pero tampoco incursos en la tentadora aberracion qe parece haber infectado a los artistas de ahora. Y señores, despues de haberlos degustado, solo cabe decir que qué pena da vernos a todos con la venda en los ojos
jueves, 6 de marzo de 2014
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