Contemplo la pausada puesta de sol desde el parque de Merl,
mientras las flores de los almendros vigilan que los niños no se pierdan
- E intentan que sus padres se reencuentren-.
En el parque de Merl quedan todavia bancos vaciados de parejas,
faltos de uno que antes eran dos,
pero no ha perdido la esperanza:
ha vestido sus mejores galas y,
como una flor,
tiende con sus colores la trampa para que quienes se perdieron se reencuentren,
y la esperanza sea el polen que se pegue en nosotros,
-que al final solo somos insectos de diamante no comprimido-
Y la esparzamos, allá donde acabemos.
Y fecundemos un mundo que hace mucho la perdió.
Y las tiendas e Chanel se llenen de flores gratis
Y todo deje de costar:
para volver a valer.
viernes, 28 de marzo de 2014
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