Cuanto hay que moverse para parar
Cuanto hay que volar para tocar la tierra
Cuanto hay que gritar
hasta poder guardar silencio.
Las voces que mas oimos fueron las mas quedas
Los castillos que perviven estan hechos de nubes, cielo y sol
Las unicas prisiones que nos encierran las llevamos con nosotros
- en cada respiro-
El Dios en que todos creemos en realidad, no tiene nombre,
y nuestro mayor crítico debieramos ser nosotros.
Deberiamos bailar en cada sueño
Llorar por ver salir el sol,
escupir a quienes nos seducen
y escuchar a quien llora al reprendernos
Pero nunca es así.
Porque olemos a hierro recien llovido
A herrumbre de siglos
A corrupcion tan vieja que ya apenas huele.
Y debieramos oler a leche de madre,
a verde de tallo cortado con cuidado para regalarlo a alguien
a mar,
a madera de desván,
a madreselva y dama de noche,
a cinturon blanco infantil de Yudo
a preguntas,
Menos a nosotros, y mas a ellos
viernes, 21 de marzo de 2014
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