Echo la vista atrás y recuerdo una presencia que nunca llegué a descubrir. Quizás, como en V de vendetta, sea mejor enterrar al hombre con la máscara que le convirtió en él mismo, pero su súbita desaparición solo me lleva a tres motivos posibles: A) el hastío; B) el enfadado desencanto con algo que escribí, o C) que ya no esté entre nosotros, en cuyo caso creo que se quien es -aunque eso solo me lo podría confirmar su compañera, amiga mía-.
¿sigues por ahí? en todo caso, un agradecido abrazo, estés donde estés
D (L).
martes, 30 de septiembre de 2014
El hombre que se perdió dentro de sí
Érase una vez un hombre tan ensimismado que se perdió en sí mismo, y nunca volvió a aparecer.
No fue cuestión de un momento: ni siquiera de días o meses. Era una gota a cada poco, un alejamiento paulatino de la realidad que le circundaba. Una actividad incesante, consistente en extirpar con cada respiro alguna de las cosas que le rodeaban. Una vez era un semáforo; otra, el perro del vecino y otra, la conciencia de que existía un país llamado Birmania. Y así, poco a poco pero sin pausa, su entorno se quedó en blanco, un vacío en el que solo flotaba él.
Después, como ya no necesitaba de habilidades sociales, fue dejando de hablar, de gesticular: de mostrar sorpresa, enfado o agrado. Por la sencilla razón de que no había nadie con quien mostrarlos. y como tampoco había donde ir, a quien abrazar o hacia dónde mirar, se le fueron secando la sangre de los miembros, la saliva de la boca y el humor de los ojos, hasta que se quedó flotando fijo en un solo lugar: respirando, poquito mas.
De esto modo lo único que quedó un caparazón pensante, en una nada autoimpuesta y, por ello, más irremisible que aquella que a veces nos imponen. Y como solo se tenía a sí mismo, se dio cuenta de que él era alguien a quien tampoco podía tolerar: sus propios pensamientos parecían los de otro que, objetivado de él, le imprecaba lo que había hecho. Que si ya no podría ver mundo, reír con los demás, llorar con una película de las de antes, oler la hierba recién mojada o probar la tibieza del pan recién traído.
Así que, ni corto ni perezoso, se desembarazó de su propia conciencia, y dejó de ser.
Y cuando fue nada, se dio cuenta de que la nada en que se había integrado era eterna, inmensa.
- Llena de sí misma-.
Fue en ese preciso momento que se dio cuenta de la trampa.
Pero para entonces era demasiado tarde, y se hizo uno con el vacío que llena todo el universo.
No fue cuestión de un momento: ni siquiera de días o meses. Era una gota a cada poco, un alejamiento paulatino de la realidad que le circundaba. Una actividad incesante, consistente en extirpar con cada respiro alguna de las cosas que le rodeaban. Una vez era un semáforo; otra, el perro del vecino y otra, la conciencia de que existía un país llamado Birmania. Y así, poco a poco pero sin pausa, su entorno se quedó en blanco, un vacío en el que solo flotaba él.
Después, como ya no necesitaba de habilidades sociales, fue dejando de hablar, de gesticular: de mostrar sorpresa, enfado o agrado. Por la sencilla razón de que no había nadie con quien mostrarlos. y como tampoco había donde ir, a quien abrazar o hacia dónde mirar, se le fueron secando la sangre de los miembros, la saliva de la boca y el humor de los ojos, hasta que se quedó flotando fijo en un solo lugar: respirando, poquito mas.
De esto modo lo único que quedó un caparazón pensante, en una nada autoimpuesta y, por ello, más irremisible que aquella que a veces nos imponen. Y como solo se tenía a sí mismo, se dio cuenta de que él era alguien a quien tampoco podía tolerar: sus propios pensamientos parecían los de otro que, objetivado de él, le imprecaba lo que había hecho. Que si ya no podría ver mundo, reír con los demás, llorar con una película de las de antes, oler la hierba recién mojada o probar la tibieza del pan recién traído.
Así que, ni corto ni perezoso, se desembarazó de su propia conciencia, y dejó de ser.
Y cuando fue nada, se dio cuenta de que la nada en que se había integrado era eterna, inmensa.
- Llena de sí misma-.
Fue en ese preciso momento que se dio cuenta de la trampa.
Pero para entonces era demasiado tarde, y se hizo uno con el vacío que llena todo el universo.
lunes, 29 de septiembre de 2014
The Twilight Zone
The twilight zone es a la Ciencia-ficción lo que las 1.001 noches a la literatura, que una vez leídas, pocas ideas verdaderamente originales se pueden ya encontrar. Parafraseando al gran D'Ors, lo que no es tradición, es plagio. Pues bien, la tradición, en el campo de la Sci-Fi y los finales inesperados, es la twilight zone - la clásica, la de glorioso blanco y negro, ojo-. Si a ello añadimos el placer de ver los primeros pasos en las ondas de Robert Redford haciendo de amable muerte (bien inspirado, Sr. Gaiman), Robert Duvall como cuarentón a quien su mamá prepara el cacao y mete en la camita (sorry, Wolowitz), Lee Marvin y Lee Van Cleef como vaqueros chulescos (toma spaghetti westerns o ciudades sin nombre, o Dennis Hopper haciendo de Nazi, la experiencia ya se torna mística.
Y tras ver episodios como the Passersby, a short drink from a certain mountain, living doll o tantos otros, el encanto del Sexto Sentido, Benjamin Button o Chucky cuando menos se matiza, diluyendose en la niebla de lo ya visto.
Vean los 156 episodios, pocos de ellos con desperdicio, y comprobarán la triste certeza de las páginas de D'Ors
L.
(Adelantándome al Sr. Atanes: el Dr. Who, otro hito)
Y tras ver episodios como the Passersby, a short drink from a certain mountain, living doll o tantos otros, el encanto del Sexto Sentido, Benjamin Button o Chucky cuando menos se matiza, diluyendose en la niebla de lo ya visto.
Vean los 156 episodios, pocos de ellos con desperdicio, y comprobarán la triste certeza de las páginas de D'Ors
L.
(Adelantándome al Sr. Atanes: el Dr. Who, otro hito)
jueves, 18 de septiembre de 2014
La sabiduría de la gente de la calle (en el día del referendum de Escocia)
"Mi corazón me dice que me gustaría que Escocia fuera independiente. Pero la cabeza me dice que hay muchas incógnitas, muchas preguntas sin respuesta, muchos sinsentidos. Por eso voy a votar no”.
Palabras estas que el periódico "El Pais" de hoy atribuye a un tal Bill Cumming, militante laborista del barrio obrero de Leith (norte de Edimburgo). Creo que nadie podría definir mejor el dilema entre corazón y cabeza, pasión y reflexión, que hoy atenaza a los miles que tienen en sus manos inclinar el resultado a favor del sí o del no. La cuestión, pretendidamente esencial, del petroleo; la permanencia en la libra o en la UE; los condicionamientos geoestratégicos o las nuevas alianzas no son objeto de estudio académico por el votante de la calle -el más esencial en este referendum-.
Al final es la intuición y la ponderación entre la aspiración ideal al medio/largo plazo y las consecuencias al corto/medio.
Interesante día, el día de hoy
viernes, 12 de septiembre de 2014
Madrid no puede seguir así
Podrido en sus ramas, podrido en la suciedad de cada una de sus calles, y podrido por dentro: a los pobres turistas que tengo a mi lado les acaban de robar la cartera.
Esto no puede seguir así.
Esto no puede seguir así.
viernes, 5 de septiembre de 2014
LoL
I fear nothing,
Because nothing is what I am.
I fear dancing,
Because I never saw but ghost dances around.
I fear wailing,
lest become proudly mad.
I fear beauty,
For fear of ending ever sad.
I fear you, my love,
for your love I cannot return.
I fear loneliness
For alone I can not stand.
I am selfish
Raw
Scorpion's sting
Spoiled marrow
Your reflection in the mirror.
Look at me,
look at you.
And smile,
cry
or break the mirror,
and try to cut us both with a shard,
Because I will survive,
And you will also become mad.
(LOL)
Because nothing is what I am.
I fear dancing,
Because I never saw but ghost dances around.
I fear wailing,
lest become proudly mad.
I fear beauty,
For fear of ending ever sad.
I fear you, my love,
for your love I cannot return.
I fear loneliness
For alone I can not stand.
I am selfish
Raw
Scorpion's sting
Spoiled marrow
Your reflection in the mirror.
Look at me,
look at you.
And smile,
cry
or break the mirror,
and try to cut us both with a shard,
Because I will survive,
And you will also become mad.
(LOL)
Quizás quede tiempo
La cadente pero despiadada prisa
de quien al fin sabe que nunca fue dueño de su vida.
El aumento en el ritmo de los latidos
de quien se sabe engañado por el tiempo.
Evidentes surcos de arrugas al otro lado del espejo,
cuya concreta autoría desconocemos.
Relojes que nunca marcharán hacia atrás
Pero
Ese tiempo que nos queda
y al fin reconocemos,
Agua de clépsidras con mecanismo de autodestrucción,
Cuyas gotas caen al ritmo de una polonnaise histérica,
hija bastarda de un Chopin rendido al frenesí del tiempo que se acaba,
puede llenarse de tiempo:
tiempo dentro de tiempo,
pequeñas vidas al día, almacenadas en una memoria forzada,
como la Maga, doblada como el joven de Rocamadour
como la maleta de la Muerte, el gran juguetero
donde siempre cabe uno,
-algo más-.
Despierta y no duermas,
No porque ya dormirás cuando mueras,
sino porque,
quizás,
hace tiempo que te descerrajaste el tiro en el alma,
y ya estás muerto.
(No tomes tiempo para llorarte,
llora por no haberte vivido)
de quien al fin sabe que nunca fue dueño de su vida.
El aumento en el ritmo de los latidos
de quien se sabe engañado por el tiempo.
Evidentes surcos de arrugas al otro lado del espejo,
cuya concreta autoría desconocemos.
Relojes que nunca marcharán hacia atrás
Pero
Ese tiempo que nos queda
y al fin reconocemos,
Agua de clépsidras con mecanismo de autodestrucción,
Cuyas gotas caen al ritmo de una polonnaise histérica,
hija bastarda de un Chopin rendido al frenesí del tiempo que se acaba,
puede llenarse de tiempo:
tiempo dentro de tiempo,
pequeñas vidas al día, almacenadas en una memoria forzada,
como la Maga, doblada como el joven de Rocamadour
como la maleta de la Muerte, el gran juguetero
donde siempre cabe uno,
-algo más-.
Despierta y no duermas,
No porque ya dormirás cuando mueras,
sino porque,
quizás,
hace tiempo que te descerrajaste el tiro en el alma,
y ya estás muerto.
(No tomes tiempo para llorarte,
llora por no haberte vivido)
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