Echo la vista atrás y recuerdo una presencia que nunca llegué a descubrir. Quizás, como en V de vendetta, sea mejor enterrar al hombre con la máscara que le convirtió en él mismo, pero su súbita desaparición solo me lleva a tres motivos posibles: A) el hastío; B) el enfadado desencanto con algo que escribí, o C) que ya no esté entre nosotros, en cuyo caso creo que se quien es -aunque eso solo me lo podría confirmar su compañera, amiga mía-.
¿sigues por ahí? en todo caso, un agradecido abrazo, estés donde estés
D (L).
martes, 30 de septiembre de 2014
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